Cuatro embarcaciones, incluida una fragata de la Armada y un helicóptero, siguen operando en la zona, si bien la posibilidad de que se encuentre a alguien con vida más de 80 horas después del siniestro son casi nulas.
La mayoría de los 104 rescatados, todos varones, entre ellos ocho menores, ha sido trasladada al centro de acogida de Malakasa, a las afueras de Atenas, para que empiece el proceso de identificación. Todos los náufragos encrontados con vida fueron rescatados el miércoles, poco después del hundimiento del barco a las 2.04 hora local.
En el hospital de la ciudad de Kalamata, el puerto más cercano al lugar del naufragio, permanecen hospitalizados 22 migrantes, sin que esté en peligro la vida de ninguno de ellos.
Según los medios locales, entre 500 y 700 inmigrantes podrían haber viajado a bordo de la embarcación de 30 metros de eslora, entre ellos muchas mujeres y niños, en una de las mayores tragedias migratorias de la historia en el Mediterráneo.
Los rescatados, procedentes de Pakistán, Afganistán, Egipto, Siria y Palestina, habían sido trasladados en un principio a Kalamata, donde empezaron a llegar familiares de los que estaban a bordo del pesquero desde el extranjero buscando a sus seres queridos mostrando fotos en sus móviles.
Según la televisión pública ERT, la embarcación había partido en un principio desde Egipto, hizo una escala en el este de Libia y después siguió rumbo a Italia.
Nueve hombres de nacionalidad egipcia de entre los rescatados han sido detenidos por las autoridades griegas y se enfrentan a los cargos de formar una organización criminal para el tráfico ilícito de inmigrantes, causar un naufragio y poner vidas en peligro.
Según los medios locales, uno de ellos confesó que pertenecía a una red de traficantes de personas, mientras que el resto niega todos los delitos que se les atribuyen.
Los cadáveres recuperados han sido trasladados a Atenas para ser identificados.
La Guardia Costera griega ha sido duramente criticada por medios y organizaciones internacionales, así como por ONG, por no intervenir desde el primer momento que divisó la sobrecargada embarcación el martes.
Según las autoridades, los guardacostas ofrecieron repetidamente asistir al pesquero pero los supuestos responsables a bordo rechazaron la oferta de ayuda, expresando su deseo de continuar el viaje rumbo a Italia.
“Ese barco no estaba en condiciones de navegar y no importa lo que hubieran dicho algunas personas a bordo", señaló en su cuenta de Twitter Vincent Cochetel, enviado especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para el Mediterráneo occidental y central.