La oposición a Erdogan promete echar a los refugiados sirios para sumar el voto derechista

Ilya U. TopperEstambul, 26 may (EFE).- Los 3,5 millones de refugiados sirios de Turquía se han convertido en protagonistas de la campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo, con todos los bandos prometiendo repatriarlos cuanto antes.

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Tanto el actual presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, como su rival, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, han anunciado una repatriación masiva de sirios, aunque subrayando que debe hacerse en condiciones dignas.

"Los sirios estarán más felices en las tierras en las que han nacido. Por eso vamos a enviarlos de vuelta a su país con tranquilidad. Resolveremos este problema en dos años, si llegamos al Gobierno", dijo Kiliçdaroglu al arrancar su campaña.

Tras perder la primera vuelta de las presidenciales, el pasado 14 de mayo, con un 44,9 % frente al 49,5 de Erdogan, el candidato socialdemócrata endureció el tono, apelando al 5 % de votantes que apoyaron en las elecciones al derechista Sinan Ogan.

Ahora, uno de los esloganes del aspirante opositor es "Los sirios se irán".

"¿No basta con 10 millones de sirios? ¿Hace falta que vengan 10 o 20 millones más?" escribió Kiliçdaroglu en Twitter, repitiendo cifras habituales en el discurso ultradererechista, pero alejadas de la realidad.

Turquía llegó a albergar a 3,7 millones de sirios en 2021, cifra reducida ahora a 3,4 millones, en parte por el lento regreso voluntario de familias, y en parte por un igualmente lento proceso de nacionalización.

Desde la gran llegada de refugiados en 2013 y 2014, un total de 230.000 sirios, 130.000 de ellos adultos, han recibido la nacionalidad turca, según datos del Ministerio del Interior, lo que desmiente rumores sobre una nacionalización masiva que pudiera influir en las elecciones.

La oposición cree que los refugiados sirios son simpatizantes de Erdogan y de su partido, el islamista AKP, tanto por venir de sectores conservadores, como por agradecimiento por la acogida.

A diferencia de otros migrantes, todos los sirios reciben atención gratuita en la sanidad pública, escolarizan a sus hijos y forman parte del tejido productivo del país, si bien a menudo sin contrato y con salarios más bajos.

Precisamente por considerarlos competencia desleal en el mercado laboral, muchos turcos acumulan rencor contra los sirios, y la oposición ha utilizado este sentimiento para arremeter contra las políticas de Erdogan como demasiado favorables a los extranjeros.

"Erdogan ha convertido el país en una avanzadilla de refugiados. Hay quienes vienen por desesperación y aquí se abusa de ellos como mano de obra barata. Deberíamos apoyarlos por humanidad y ética. Pero también hay yihadistas y criminales de guerra", considera en conversación con EFE el político izquierdista Alper Tas.

"Convertir a los migrantes y refugiados en herramienta política es equivocado e inhumano", ha denunciado la copresidenta del partido izquierdista y prokurdo HDP, Pervin Buldan, pero achaca la responsabilidad al Gobierno turco "por sus políticas de guerra".

Erdogan prometió hace ya un año enviar a "un millón" de sirios de vuelta a su país, gracias a la construcción de casas, colegios y hospitales en el norte de Siria, en la zona bajo control militar turco, y el Gobierno reiteró la promesa esta semana, al inaugurar un proyecto de construir 240.000 viviendas cerca de Yarábulus, financiadas con fondos de Catar.

El ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, ha matizado esta postura al subrayar la importancia de los refugiados sirios en el mercado laboral, especialmente en el sector de la ganadería, donde falta mano de obra turca.

Los propios sirios prefieren mantenerse alejados del debate, y aunque en el pasado se podían oír quejas sobre el discurso xenófobo de la oposición, ahora parecen observar una neutralidad absoluta.

"No tenemos opinión sobre política; lo único que queremos es vivir en paz con el pueblo turco", rehúsan cualquier comentario los empleados de un exitoso restaurante de comida rápida siria en Estambul.

"Todos dicen que nos quieren repatriar pero, al fin y al cabo, Turquía no es nuestro país y algún día querremos regresar a Siria de todas formas", opina también Mohamed, sirio de 25 años, en un café de clase media, con clientela árabe y turca.

No cree que el discurso nacionalista haya agravado las tensiones, al menos no en su empleo, ni tampoco cree que ninguno de los candidatos llevaría a la práctica su promesa de repatriación masiva.

"Como en todos los países del mundo, una cosa es el discurso electoral y otra es la realidad", concluye el joven.

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