Los ministros centrarán sus debates en la situación con EE. UU. y China mientras crece la competencia estratégica por los suministros mundiales de materias primas críticas y la percepción de que es necesario reducir la dependencia de Pekín.
Por lo que respecta a Estados Unidos, tendrán la oportunidad de hablar de la nueva edición del Consejo de Comercio y Tecnología que se celebrará con ese país en la ciudad sueca de Lulea, el 30 y 31 de mayo.
Se trata de un foro impulsado en la cumbre UE-EE.UU. de junio de 2021 para que ambas partes coordinen enfoques sobre cuestiones comerciales, económicas y tecnológicas mundiales clave, y ayudar a profundizar las relaciones comerciales y económicas transatlánticas sobre la base de valores compartidos.
En ese marco, la UE y EE. UU. ya han impulsado una hoja de ruta conjunta sobre inteligencia artificial, un mecanismo de alerta temprana para abordar y mitigar las perturbaciones en el sector de los semiconductores y otro de transparencia para compartir información sobre ayudas públicas en ese sector y una iniciativa transatlántica sobre comercio sostenible.
Otro asunto que afecta a la relación de la UE con Estados Unidos es la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense, que prevé multimillonarias ayudas a la producción verde en suelo americano y que desde Europa se considera discriminatoria para su industria.
En ese contexto, las dos partes están debatiendo un acuerdo sobre minerales críticos que permita tratar a la UE como socio de un "acuerdo de libre comercio" a efectos de los requisitos de localización y abastecimiento de la IRA para esas materias primas utilizadas en los vehículos eléctricos.
No obstante, desde Bruselas no se prevé que este pacto quede solucionado en la reunión de Suecia.
Otro asunto pendiente entre la UE y Estados Unidos es el acuerdo global sobre acero y aluminio sostenibles, que vence a finales de este año.
En octubre de 2021 acordaron restablecer los flujos comerciales transatlánticos históricos de acero y aluminio, de manera que Estados Unidos no aplicará los llamados aranceles de la sección 232 y permitirá la importación libre de aranceles de la UE en un volumen histórico, mientras que por su parte la UE suspenderá sus medidas de reequilibrio.
Las dos partes han acelerado las negociaciones para prolongar el acuerdo, pero todavía está por definir si se tratará de una prórroga de las normas existentes o si se introducirán variaciones, según fuentes comunitarias.
Por lo que se refiere a China, la Comisión Europea informará a los ministros sobre los preparativos del próximo diálogo de alto nivel sobre economía y comercio con ese país, que se espera que tenga lugar antes de finales de año.
Además, los ministros debatirán sobre los instrumentos para hacer frente a los retos comerciales con China y cómo reequilibrar los intercambios comerciales y las inversiones.
La UE está en proceso de recalibrar su relación con el gigante asiático y reducir los riesgos asociados a una excesiva dependencia, sin por ello desacoplar sus economías.
En esa estrategia la UE contempla hacer que su industria sea más competitiva, hacer mejor uso de sus instrumentos comerciales y desarrollar nuevas herramientas defensivas para sectores críticos y buscar más alineación con socios internacionales.
Además, la Comisión prevé próximamente presentar propuestas sobre seguridad económica en la que se contempla abordar la revisión de inversiones.
Fuentes comunitarias destacaron que, en el contexto de la actual situación geopolítica, con la agresión rusa contra Ucrania y la actitud general de China en la escena mundial, los países de la UE deben estar “más unidos”.
Durante un almuerzo de trabajo, los ministros abordarán las negociaciones bilaterales en marcha, como las emprendidas con Australia o la India, pero se prevé igualmente que hablen del acuerdo de asociación concluido con el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) en 2019 pero cuya ratificación permanece estancada.
Países europeos como Francia, en especial, siguen preocupados por cuestiones de sostenibilidad en ese acuerdo y por tratarse de un debate “bastante polémico” no se prevé a corto plazo avances en el proceso de ratificación, según las fuentes europeas.