Hicieron este llamamiento la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los países para los que estas agencias han pedido un plan de acciones globales son Afganistán, Burkina Faso, Chad, República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Kenia, Madagascar, Mali, Níger, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Yemen.
La situación de todos ellos "podría deteriorarse aún más en 2023", advirtió el director general de la FAO, Qu Dongyu, que pidió garantizar la disponibilidad de dietas saludables y asequibles para todos los niños pequeños y para las mujeres embarazadas.
Por su parte, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, Filippo Grandi, recordó que el riesgo de la desnutrición es aún más elevado entre los niños desplazados y refugiados.
"Podemos y debemos dar la vuelta a esta crisis nutricional mediante soluciones probadas para prevenir, detectar y tratar precozmente los casos más graves de desnutrición infantil", recalcó la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Rusell.
"Esta es también una crisis sanitaria", valoró el director general de la OMS, Tedros Adhanom ghebreyesus, quien subrayó que "la desnutrición conduce a la enfermedad, y viceversa".
Los niños con desnutrición severa tienen el sistema inmunitario muy debilitado y corren un mayor riesgo de morir a causa de otras enfermedades infantiles más comunes y de enfrentarse a problemas de crecimiento.
Además, la OMS destaca que la desnutrición impide que estos niños puedan desarrollar una trayectoria educativa adecuada, lo que contribuye a que persistan las condiciones de pobreza en los países más afectados.