Horvat, un migrante venezolano, que sigue en la ciudad fronteriza de Tijuana esperando obtener asilo, compartió a EFE que esto solamente viene a generar mayor incertidumbre para los migrantes, que tienen que seguir esperando en México.
Agregó que para él “es triste esta situación”, pues les cambia todo el panorama a los migrantes, sobre todo para quienes ya tienen meses, incluso años, esperando “una oportunidad de poder llegar a Estados Unidos y comenzar una vida mejor”.
RACISMO IMPERANTE
Para activistas que se continúe con esta política no es más que “una muestra más del racismo imperante en Estados Unidos”.
“(Es algo) que no me sorprende, aunque es indignante, porque están reciclando una política que a todas luces tiene un sentido electorero”, dijo a EFE la activista Judith Cabrera, codirectora del albergue Border Line Crisis.
El pastor Albert Rivera Colon, director del albergue Ágape Misión Mundial, dijo que “el Gobierno de Estados Unidos no quiere atender una problemática que ellos mismos han provocado”.
Ambos activistas auguran que cuando se abran las fronteras será un desafío recibir a todas las personas que decidan llegar a la frontera, “pero es un reto que se tiene que enfrentar y sobre todo, se tiene que superar”, dijo Rivera.
Finalmente, Cabrera aseveró que “aferrarse a esta ley que ya no tienen ningún uso es terriblemente racista”.
MEDIDA SIN RAZÓN
Activistas en Monterrey, en el norteño estado mexicano de Nuevo León, coincidieron en que esta medida es discriminatoria y xenófoba, ya que surgió como una medida para contener la contingencia sanitaria en sus momentos más álgidos por el expresidente de EE.UU. Donald Trump.
"Entonces ahorita para empezar que el Título se ha mantenido, se ha sostenido, a mí me parece sumamente discriminatorio y xenófobo”, aseguró en entrevista con EFE, Katia Cavazos, licencia en psicología y fundadora de Realidad Migrante NL.
Recordó que fue el propio presidente Biden, quien pidió terminar dicha política migratoria, por lo que dijo era común que la gente saliera de sus países y se acercara a la frontera norte mexicana
VIOLACIÓN A LEY DE ASILO
Francisco Javier Calvillo, director de la Casa de Migrantes de la fronteriza Ciudad Juárez, Chihuahua, señaló que mantener la política de Título 42 es “una violación a la ley de asilo político. Yo creo que es una violación a los derechos humanos”.
Y es que miles de migrantes se mantienen en esta ciudad aguardando la oportunidad de obtener el asilo en Estados Unidos y su preocupación es enfrentar la inseguridad, el maltrato de autoridades, el frío y la búsqueda de trabajo para poder sobrevivir, lo que muchas veces es complicado por no contar con papeles ni permisos para laborar en el país.
“Hay gente que sale a trabajar y la gente no le quiere dar trabajo, (porque) no tiene permiso de migración (...) a veces uno lo ve difícil”, dijo a EFE Edward Basave, un migrante que lleva varios días en la ciudad.
La situación, sin duda, los desanima y lamentan que el presidente estadounidense Joe Biden “pareciera que no tuviera corazón”, pues hay niños que no aguantan el “insoportable” frío que se vive en la ciudad.
“Nos sentimos desanimados, de verdad, no encontramos qué hacer porque recuerda que todos tenemos familia y pues incluso nosotros, mi esposa y yo, dejamos tres hijos y pues no encontramos ni qué hacer”, dice desesperado Reynaldo, un migrante de Venezuela.
Simón Campos, otro migrante venezolano afirmó que espera que pronto puedan cambiar la política restrictiva, pues tienen las esperanza “para que nos reciban”
“No tenemos nada en mente solo esperar, ya que estamos aquí no sé, pensamos que el tiempo que podamos pasar aquí porque (no) tenemos de otra”, dijo.
LANZARSE AL RÍO BRAVO
La desesperación invade a los 7.000 migrantes que se encuentran concentrados en Matamoros, ciudad que colinda con Brownsville, Texas, que no saben si esperar o lanzarse al río Bravo y presionar su ingreso Estados Unidos.
“Ahora con lo del Título 42 seguiremos esperando quién sabe cuánto tiempo más. Esa es la preocupación que tenemos mucha gente acá que está inscrita en los procesos (de asilo) que estamos en el puente y ahora no sabemos para cuándo nos van a llamar”, dijo a EFE la venezolana, Vanesa Fernández.
Mencionó que este miércoles estaban contemplando lanzarse al río Bravo para entregarse a las autoridades americanas, pero su esposo amaneció enfermo por lo que desistió.
SIN PACIENCIA
El panorama ha empujado a que de nuevo niños y adultos se suban a colchones inflables para cruzar el río y llegar a Estados Unidos.
“Ya tenemos mucho tiempo aquí y no hay dinero. Hicimos fila, hicimos esto, nunca nos llamaron, ya no podemos seguir” expresó la nicaragüense, María del Carmen.