“Toda una vida dedicada a armar este museo”, comenta Reigosa, que poco tiempo atrás recibió a los representantes del Guinness para oficializar la conquista: “Estaba seguro que lo íbamos a lograr, estamos todos muy felices”, expresa a EFE el empresario y presidente de Whisky Malt Argentina, asociación que congrega a los mayores compradores de esa bebida.
Fue un compromiso que el experto había adquirido consigo mismo y con los seguidores de su programa “Mundo Whisky”, durante una visita al museo de esa bebida en Edimburgo.
Allí, frente a cámara, había prometido que la colección más grande estaría en Argentina: “Fue una obsesión, algo que me puse en la cabeza y mediante la pasión llegué de sobra”.
Pasión y trayectoria
Reigosa comenta que se entregó a esa pasión, que heredó de su papá, desde los 14 años y su dedicación hizo que en 2020 se consagrara como el único argentino nombrado “Keeper of the Quaich”, máximo reconocimiento del mundo del whisky.
En su colección, por la que le han ofrecido cifras millonarias, destacan una botella de edición limitada, diseñada para el vuelo inaugural del Concorde.
Así también, una Royal Salute 62 Gun, regalo de Isabel II de Inglaterra, que el empresario recibió en 2010, cuando fue invitado a los festejos por el cumpleaños de la reina -recientemente fallecida-, y ofreció una cata para un grupo selecto de personas.
El “Café de los Incas” en Buenos Aires, hoy cerrado, del que Reigosa fue copropietario durante más de 20 años, no solo fue “la cuna del whisky en Latinoamérica”, como le gusta decir, sino el lugar en el que comenzó a proyectar su museo.
2.900 botellas que fue sumando
Empezó comprando en forma repetida cada una de las 300 botellas del bar, y luego con constancia, fue sumando ejemplares a una colección que guardó meticulosamente en casa de su madre.
Tras un gran esfuerzo, en noviembre de 2014, con casi 2.900 botellas en su haber, inauguró el Museo del Whisky en una señorial casona restaurada del barrio porteño de Villa Urquiza: “Logré mudarme acá y realicé el sueño de mi vida”, afirma.
Hoy su establecimiento tiene 4.800 socios y, por el momento, 4.220 botellas de colección, cantidad que sigue en aumento. En su sede funcionan un bar y un restaurante, en los que pueden hacerse catas, aprender sobre la cultura del whisky y disfrutar de una gran variedad de etiquetas provenientes de los más diversos destinos.
904 botellas por los caídos
Este año Reigosa sumó otra causa a su vínculo con el whisky.
Cuarenta años después del conflicto bélico entre Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas (1982), la destilería escocesa Glen Moray elaboró una edición limitada de 255 botellas por los británicos caídos, y otras 258 fueron fabricadas en las Malvinas.
Combatiente en aquella guerra, Reigosa consideró injusto que el homenaje no contemplara a la totalidad de los caídos, por lo que, con la colaboración de la destilería argentina Madoc, logró una edición de 904 botellas, que comprende a todos los caídos, de ambas nacionalidades, en el conflicto.
Sobre el tema manifestó: “Ningún caído en combate puede diferenciarse, sea de un bando u otro. Tengo la suerte de compartir amistad con muchos excombatientes ingleses, y con ellos espero compartir una botella de las nuestras”.
Cultura del whisky en Argenina
El experto reconoce que “Argentina no es un gran consumidor de whisky, nunca lo ha sido”. De hecho, Uruguay es el país de la región que más litros per cápita consume, solo superado por Francia a nivel mundial.
No obstante, Reigosa agrega que, a partir de la pandemia, los amantes del whisky se multiplicaron y celebra que el público joven y las mujeres se acerquen cada vez más a la cultura del whisky.
Por lo pronto, todos ellos podrán sumarse el 15 de noviembre en Buenos Aires a la fiesta Whisky Live que este apasionado de la bebida espirituosa organiza desde hace años para impulsar su devoción en Argentina y Latinoamérica.