La embajada operará como una oficina de información y con menos personal del habitual “para garantizar la seguridad”, pero la labor consular para atender a los ciudadanos japoneses en la zona se seguirá desarrollando desde Polonia, según confirmó la cancillería en un comunicado publicado hoy.
El personal de la embajada había sido trasladado a una oficina de enlace temporal establecida en la histórica ciudad ucraniana de Lviv el pasado marzo, pero a medida que la guerra se intensificaba, tuvieron que dejar el país a finales de ese mes.
A través de la embajada, Japón pretende mejorar la coordinación con otras naciones del G7 con el objetivo de ayudar a reconstruir Ucrania, después de que el resto de países del grupo -Reino Unido Canadá, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos- reabrieran sus embajadas allí este verano.
La reapertura de hoy se produce un día después de que Japón ordenara a un diplomático del consulado ruso en Sapporo (norte) que abandone el país en los próximos seis días en respuesta a la reciente expulsión por parte de Rusia del que era el actual cónsul japonés en la federación.
El ministro de Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, dijo en declaraciones a los periodistas recogidas por la agencia de noticias Kyodo que su país decidió nombrar persona non grata al diplomático a raíz de que las autoridades rusas detuvieran durante tres horas al cónsul Motoki Tatsunori en Vladivostok acusándolo de espionaje.
El incidente, durante el que a Tatsunori le habrían tapado los ojos y atados los brazos mientras era interrogado, tuvo lugar a finales de septiembre y Hayashi ha criticado el procedimiento "coercitivo" al que fue sometido y negado las acusaciones.
Tatsunori regresó a Japón la semana pasada tras ser expulsado del país después de su detención, que coincidió con la imposición de nuevas sanciones por parte del archipiélago a Moscú por el mencionado conflicto.
Desde el inicio de la contienda Japón ha ido imponiendo sanciones al comercio con Rusia, como la prohibición de exportar materiales vinculadas a la industria militar o de armas químicas o de importar productos de lujo, y también ha congelado los activos de ciudadanos de la federación, empezando por el presidente Vladímir Putin.