Nagasaki, el día que todo cambió

La ciudad de Nagasaki fue destruida hace hoy 77 años, tres días después de que la primera bomba atómica lanzada sobre Japón, Little Boy, destruyera Hiroshima

Gran nube sobre Nagasaki 15 minutos después de la explosión de la bomba atómica
audima

Un 9 de agosto como hoy, hace 77 años, la bomba Fat Man fue arrojada sobre Nagasaki y explotó a las 11:02 a unos 470 metros de altura, con una detonación equivalente a 21 kilotones de TNT. Se calcula que unas 40.000 personas murieron en el momento del bombardeo y la cifra se elevaría a más de 70.000 en los meses siguientes. Incluyendo el bombardeo de Hiroshima el 6 de agosto, unas 400.000 personas perdieron la vida en ambas ciudades hasta la actualidad.

Hoy, martes, Nagasaki conmemoró el luctuoso aniversario en un contexto de renovada preocupación por la guerra de Ucrania y la pérdida de impulso para un desarme nuclear global. Durante el acto, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida pidió que la tragedia vivida tras el ataque nuclear de 1945 “no se repita nunca”. El alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, también expresó su preocupación. “Mientras haya armas nucleares, la humanidad está en riesgo”, afirmó, y pidió al Gobierno japonés que ratifique el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que entró en vigor en 2021.

Especial “Agosto Atómico”

El mes de agosto de 1945, la historia dio un giro sin retorno. El Suplemento Cultural de ABC Color le dedicó a este trágico hito el número especial “Agosto Atómico”, con artículos de Julián Sorel, José Zanardini y Montserrat Álvarez, entre otros autores.

Diez años después de los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, el 9 de julio de 1955 se publicó el Manifiesto Russell-Einstein contra las aplicaciones destructivas de los descubrimientos científicos. Einstein lo firmó dos días antes de morir de un aneurisma en Princeton. “Recuerden”, dice el Manifiesto, escrito por Bertrand Russell, “su condición humana y olviden todo lo demás”, relata Julián Sorel en su artículo “Agosto, mes atómico” de dicho suplemento especial.

Al piloto Claude Eatherly lo condecorarán como héroe, pero él se declarará asesino: nunca podrá olvidar, no volverá a dormir y un mundo enajenado terminará encerrándolo en el pabellón psiquiátrico del Hospital de Waco, escribe por su parte la poeta y filósofa Montserrat Álvarez en su artículo “De lo que no se vuelve”.

Precisamente a Claude R. Eatherly, piloto del bombardero Straight Flush, que abrió camino al Enola Gay y le indicó dónde soltar su mortífera carga, le dedicó algunas de sus estremecedoras viñetas Miguel Brieva (Sevilla, 1974) en su historieta Memorias de la Tierra (Mondadori, 2012), con una estética expresionista rebosante de reminiscencias del cómic under de Robert Crumb, reseña el Crononauta en su nota “Memorias de agosto: Claude Eatherly”.

Aunque la figura de Albert Einstein quedó asociada a la bomba atómica, sobre todo gracias a la famosa portada del 1 de julio de 1946 de la revista Time, el antropólogo José Zanardini nos recuerda otras facetas de su vida en su artículo “Viaje de Einstein en bicicleta sobre un rayo de luz”.

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