Martin Griffiths, el jefe humanitario de la organización y que ha estado en el centro de estas negociaciones, explicó en una comparecencia ante los Estados miembros que el plan es que los primeros buques zarpen en un plazo de días, "con suerte mañana".
Sin embargo, Griffiths dejó claro que aún es necesario cerrar ciertos detalles técnicos que son clave para que la operación pueda llevarse a cabo.
En una conferencia de prensa posterior, el diplomático precisó que, entre otras cosas, las partes están discutiendo cómo se inspeccionarán los cargamentos o las coordenadas exactas de los corredores por los que deben transitar los barcos.
Las conversaciones tienen lugar en el centro de coordinación de Estambul creado en virtud del pacto sellado para facilitar las exportaciones de cereal ucraniano y en ellas participan representantes de Rusia, Ucrania, Turquía y Naciones Unidas.
El centro se inauguró oficialmente este miércoles y Griffiths insistió en que sólo cuando todos los procedimientos estén acordados será seguro desplazar barcos, varios de los cuales están ya cargados y listos para zarpar.
Las exportaciones ucranianas por el mar Negro llevan paralizadas desde el inicio de la invasión por parte de Rusia, que bloqueó el mar Negro, y ello ha tenido un importante impacto en los mercados globales de alimentos, donde tanto los productos ucranianos como los rusos son clave, sobre todo para algunos de los países más pobres del mundo.
Ante esa situación, la ONU y Turquía han mediado para lograr un acuerdo que permita la salida segura de cereal almacenado en los puertos de Ucrania, algo que se complicaba también por el minado del mar llevado a cabo por las tropas de Kiev para impedir un desembarco del Ejército ruso.
Las autoridades ucranianas informaron a principios de esta semana de su propósito de reanudar este miércoles los envíos de cereales destinados a la importación tras el acuerdo que posibilita su desbloqueo, pero hasta ahora no se han materializado.
Al anuncio del acuerdo la semana pasada siguieron el sábado varios ataques sobre el puerto comercial de Odesa, denunciados por Kiev y por miembros de la comunidad internacional como intentos de Rusia de socavar ese compromiso.