“Lo del dólar va a montarse sobre un problema que Argentina tenía antes”, señaló a Efe el economista de la consultora Ledesma Gabriel Caamaño, que alerta sobre las expectativas de una inflación de tres dígitos, la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal, el déficit energético y la falta de confianza política.
"Los shocks externos vienen a acelerar el proceso", señaló Caamaño.
El síntoma de la crisis es que Argentina vive pendiente de la cotización del dólar en el mercado negro y en los mercados bursátiles paralelos, que en las últimas semanas encara una marcha alcista que no encuentra freno, tras el efecto que produjo la renuncia a comienzos de julio del anterior ministro de Economía.
La nueva ministra, Silvina Batakis, no está logrando calmar los mercados, lo que mantiene al país en una tensión continua.
Menos dólares
Argentina tiene escasez de reservas internacionales para lidiar con el nuevo contexto, en que EEUU endurece su política monetaria elevando las tasas de interés y fortaleciendo el dólar.
"El principal canal de impacto (del fortalecimiento del dólar) es la baja del precio de los commodities (materias primas) y en segundo lugar la depreciación de las monedas de los emergentes", explicó Caamaño, con consecuencia en una menor rentabilidad en los sectores exportables y mayores incentivos a importar, en un país que sufre escasez de divisas.
Se suma a que Argentina aplica un duro control de cambios que implica que el tipo de cambio oficial, que se usa para exportar e importar, no se deprecie tanto como las monedas de sus socios comerciales al tiempo que registra una alta inflación, del 64 % anual a junio pasado restándole más competitividad.
Como consecuencia de las restricciones cambiarias, el llamado "cepo cambiario", proliferan tipos de cambio paralelos en el mercado bursátil y en el mercado negro -llamado "blue"-, que con una brecha superior al 130 %, reflejan las expectativas de devaluación y la debilidad que arrastra el peso argentino.
"Por eso nadie te lo quiere aceptar", dijo Caamaño.
En los países limítrofes se registran casos en que no se aceptan los pesos argentinos o se ofrece un tipo de cambio más desfavorable que el oficial, como sucedió este mes en Bolivia, donde se negó atención médica a un argentino por no querer aceptar el pago en pesos argentinos, en tanto en las provincias limítrofes hay argentinos que prefieren ahorrar en moneda boliviana.
Falta de horizonte
Detrás de la debilidad del peso argentino y la alta inflación se encuentra el déficit fiscal, precisó Caamaño, y su financiamiento con emisión monetaria.
La crisis política al interior del Ejecutivo, entre las filas del presidente argentino, Alberto Fernández, y de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por el manejo del déficit fiscal y el cumplimiento de las metas del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé una reducción del déficit primario al 2,5 % del PIB este año, restó de credibilidad al Gobierno peronista para estabilizar la economía.
"En el fondo, la debilidad de la moneda tiene que ver con la falta de horizonte", precisó Caamaño, porque "nadie entiende cómo se va a resolver sin otra crisis".
Cuando se entra en estos regímenes de alta inflación, "la clave" es que algo "ancle las expectativas", señaló Caamaño, y "el problema" es que falta más de un año para las elecciones presidenciales de 2023.
Riesgo en la deuda
Afecta menos a Argentina otro canal de transmisión de la suba de tasas en EEUU, ya que tiene cerrado el mercado de deuda, con un riesgo país rozando los 3.000 puntos básicos.
Pero la fragilidad actual igualmente deterioró del valor de los activos argentinos, ya que los bonos en dólares reestructurados en 2020 cotizan como si fueran a entrar en cesación de pagos.
"Tiene que ver con la falta de horizonte", explicó Caamaño. "A nadie le queda claro cómo se va a resolver para adelante y si esa solución no va a incluir una nueva reestructuración".
Cobertura y atajos
Como nadie sabe cuándo ese "conjunto de problemas que se vienen acarreando y profundizando" se va a resolver en forma de crisis, los argentinos corren a refugiarse comprando dólares y se refuerza la tendencia al bimonetarismo que caracteriza a la economía argentina.
Los analistas y políticos proponen atajos monetarios para resolver ese bimonetarismo, como una dolarización de la economía o sistemas de convertibilidad o desdoblamientos cambiarios: “El problema es que no te van a resolver el problema de fondo, que es fiscal, y tiene costos”, indicó Caamaño.