Benet difundió una misiva de 28 páginas por Twitter en que alerta a la población del “momento fatídico” que afronta el país, que está entre “el funcionamiento continuo del Estado o el regreso al caos”.
Su Gobierno, acechado por disputas internas y presiones de la oposición, está en una situación crítica por continuos desacuerdos entre socios, y en abril perdió su estrecha mayoría parlamentaria. Ahora cuenta solo con el apoyo de 60 diputados en una Cámara de 120.
Esto le hace muy vulnerable en el escenario político israelí, marcado por una inestabilidad crónica que se evidenció entre 2019 y 2021, cuando el país tuvo que celebrar cuatro elecciones generales.
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"Si no queremos ir hacia atrás, debemos actuar. Esta carta es un llamamiento a la acción", enfatizó Benet en su misiva, donde apela a "la mayoría silenciosa" que está "satisfecha" con la existencia de "un gobierno tranquilo y funcional".
Benet pasó a encabezar la jefatura de Gobierno en junio de 2021, y lidera una heterogénea coalición de partidos que se juntaron con la única meta de desbancar del poder tras 12 años al ex primer ministro Benjamín Netanyahu, ahora líder del bloque opositor.
Las ocho formaciones que integran el actual Ejecutivo proceden de todo el arco ideológico. Aglutina a grupos de ultraderecha, derecha, centro, izquierda y a un partido islamista árabe. Se trata de una amalgama sin precedentes que ha hecho también difícil la toma de decisiones entre socios por sus posturas políticas a veces opuestas.
Las diferencias les han dificultado alcanzar consensos en muchas cuestiones, así como en la aprobación o extensión de leyes a nivel parlamentario, lo que también ha sido aprovechado por la oposición liderada por Netanyahu para debilitar aún más al Ejecutivo.
La próxima semana hay otro evento clave para la supervivencia de la coalición en un asunto delicado que le pone de nuevo a prueba: se debe aprobar a la Cámara una extensión de las ordenanzas que aplican la ley israelí en las colonias judías de Cisjordania ocupada.
Esta ordenanza forma parte de una normativa de emergencia vigente desde el inicio de la ocupación en 1967, se debe renovar cada cinco años y en esta ocasión expira a finales de junio. En caso de no aprobarse, implicaría que los colonos judíos en Cisjordania dejarían de estar bajo la legislación civil israelí y pasarían a estar bajo jurisdicción militar, como los palestinos de este territorio.
Por ahora, no está claro que ciertos socios de la coalición -como el partido izquierdista Meretz o el islamista Raam- voten de ello.
Por su parte, los grupos derechistas opositores -pese a estar a favor de la medida ideológicomente- prevén votar en contra como parte de su estrategia de sabotaje el Gobierno, según medios.
Con todo, un año después de la formación de una insólita coalición de Gobierno, nadie descarta ahora que Israel se pueda ver abocado pronto a unas nuevas elecciones.