Los rusos “volvieron (esta noche) a atacar Odesa con el uso de aviones. Se dispararon siete misiles contra la ciudad”, explicó el comando militar.
En la tarde del lunes ya fueron disparados tres misiles rusos tipo Kinzhal desde un avión estratégico Tu-22 en la región de Odesa, en un ataque en el que resultaron heridas dos personas y fueron destruidos al menos cinco edificios que forman parte de la infraestructura turística de esta ciudad.
Los militares ucranianos hicieron constar en su mensaje que creen que las “reservas de misiles del enemigo obviamente se están agotando, ya que se están usando modelos soviéticos viejos con una guía fallida, dada su antigüedad”.
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En su opinión, el ejército invasor, “en su búsqueda de instalaciones estratégicas, maneja misiles obsoletos” que no impactan en los objetivos previstos, por lo que resultan especialmente peligrosos para la población.
Los últimos misiles cayeron, según las fuentes, en un centro comercial y un almacén de bienes de consumo, aseguró el Comando Operativo del sur ucraniano.
Estos últimos ataque han provocado varios incendios en la ciudad que están tratando de ser extinguidos.
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Los rusos han centrado sus bombardeos en los últimos días en el sureste de Ucrania, para establecer un pasillo que una la región oriental y prorrusa del Donbás con la península de Crimea, que ocupan desde 2014.
No obstante, también se están produciendo algunas operaciones en la ciudad de Odesa, cercana a Crimea, que hasta ahora no había sido gravemente atacada, y que se encuentra cerca de la frontera con Moldavia y a unos 200 kilómetros de la frontera con Rumanía.