“La Unión Europea hace un llamamiento a los actores responsables para evitar la desestabilización de la situación”, declaró en un comunicado el alto representante para la Política Exterior de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell.
En los últimos días, las autoridades locales prorrusas en Transnistria han denunciado ataques, que muchos expertos atribuyen a operaciones de “falsa bandera” y que Ucrania ha descrito como una excusa para justificar la entrada en la guerra.
El Gobierno moldavo, en cambio, insiste en que no tiene constancia de que Rusia esté preparando un ataque inminente, y en la capital, Chisinau, no hay despliegues ni medidas de seguridad excepcionales, ni restricciones en la vida pública.
Borrell señaló que esos incidentes "son perjudiciales para la seguridad y la estabilidad de la República de Moldavia" y agradeció a Chisinau las "reacciones comedidas, que ayudan a mantener la calma en el país".
"La UE se solidariza con Moldavia y reitera su apoyo inquebrantable a la soberanía y la integridad territorial de la República de Moldavia dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas y con un estatus especial para la región de Transnistria", subrayó.
La Unión Europea está proporcionando “ayuda integral” a Moldavia para “abordar el impacto de la agresión de Rusia contra Ucrania” y “hacer frente a los desafíos inmediatos de la afluencia de refugiados” y también ha “intensificado su apoyo a medio plazo para fortalecer la resiliencia general de Moldavia”, que ha solicitado su adhesión al bloque comunitario.
Transnistria, territorio de apenas medio millón de habitantes, en su mayoría eslavos, rompió lazos con Moldavia tras un conflicto armado (1992-1993) en el que contó con ayuda rusa.
En virtud del Acuerdo para la Solución Pacífica del conflicto de Transnistria firmado en julio de 1992, Rusia emplazó 2.400 efectivos para garantizar la paz en la zona, pero fue reduciendo este contingente a lo largo de los años hasta unos 1.500 uniformados en la actualidad.
Una ofensiva desde Transnistria, donde Moscú tiene desplegadas tropas desde hace décadas, facilitaría la toma de la estratégica ciudad ucraniana de Odesa y la conexión de los territorios ya ocupados en el sur de Ucrania con las regiones ya controladas por Rusia en el este del país.
El Gobierno de Kiev ha reforzado su presencia militar en la frontera con esa región.