Sánchez viajará a la capital marroquí invitado por el monarca alauí, quien ha querido que el jefe del Ejecutivo le acompañe en el "iftar" de esta jornada, el momento en el que se rompe el ayuno con motivo del ramadán.
Un gesto de especial simbolismo y de amistad para evidenciar la vuelta a la normalidad de las relaciones bilaterales después de que el presidente del Gobierno haya avalado la propuesta de autonomía para el Sahara que defiende Marruecos.
El programa oficial de la visita de Sánchez prevé una reunión con Mohamed VI en el Palacio Real, su asistencia a la ceremonia de ruptura del ayuno y una cena oficial.
La agenda de Sánchez en Marruecos se limitará a estos actos, y aunque pernoctará en Rabat, el viernes no tiene previsto ninguno más pese a que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares (que acompañará al jefe del Gobierno), anunció esta semana que los habría y que se estaban concretando.
Fuentes del Ejecutivo español han subrayado a Efe que se ha querido poner finalmente todo el foco de la visita en la reunión con Mohamed VI por la gran relevancia que tiene.
Consideran que simbolizará no sólo la normalización de la relación bilateral, sino el inicio de una etapa histórica entre los dos países con hechos concretos que lo irán evidenciando.
Se pretende superar así la crisis iniciada hace un año con el enfado de Marruecos por el ingreso hospitalario en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali.
Una decisión tras la que hubo una avalancha de migrantes irregulares en Ceuta procedentes de Marruecos sin que lo impidieran las fuerzas de seguridad de este país.
El paso definitivo para dejar atrás las diferencias fue la carta enviada por Sánchez a Mohamed VI en la que consideraba la propuesta de autonomía presentada en 2007 por Marruecos ante el conflicto del Sahara Occidental como la base "más seria, creíble y realista" para resolverlo.
De forma reiterada ha negado el Gobierno que eso suponga un cambio de posición sobre el Sahara porque sigue defendiendo un acuerdo entre las partes en el seno de Naciones Unidas, pero tanto su socio, Unidas Podemos, como sus aliados parlamentarios y los partidos de la oposición han criticado ese giro ya sea por el fondo o por las formas.
El rechazo generalizado a la decisión de Sánchez quedará patente hoy en el pleno del Congreso de los Diputados en la votación de una proposición no de ley debatida este miércoles en la que todos los grupos parlamentarios, excepto el PSOE, le han pedido que rectifique su decisión de alinearse con Marruecos ante el futuro del Sahara.
Los socialistas habían dejado abierta la puerta a respaldar esa iniciativa presentada por Unidas Podemos, ERC y Bildu que apoya las resoluciones de la ONU, pero debido a las duras críticas vertidas durante el debate por el diputado de la formación morada Gerardo Pisarello, han decidido finalmente votar de forma negativa.
Los reproches del PP por no haber consensuado un asunto de Estado como la relación con Marruecos se lo trasladará en persona a Sánchez el nuevo líder de este partido, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión que mantendrán en el Palacio de la Moncloa horas antes del viaje a Rabat.
Feijóo, que este miércoles se ha reunido con el rey, expresó en ese encuentro con el monarca su "perplejidad" por la decisión unilateral del presidente del Gobierno sobre el Sahara.
Frente a las críticas, fuentes del Gobierno hacen hincapié en que el paso dado por Sánchez abre la puerta a una nueva relación que se irá plasmando en hechos concretos.
Así, esperan la normalización completa de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas, y reforzar la colaboración en ámbitos como el de la seguridad y la inmigración.