En la mayoría de los casos se trata de hechos prescritos, porque ocurrieron en décadas pasadas, pero las comisiones pretenden arrojar luz sobre los abusos y dar reparación a las víctimas.
IRLANDA
Irlanda tiene una larga lista de investigaciones sobre los abusos cometidos por la Iglesia católica.
El último, que analizó las condiciones de vida de madres solteras y bebés internados en 18 instituciones estatales entre 1922 y 1998, determinó en 2021 que hasta 9.000 menores fallecieron en casas de acogida regentadas por órdenes religiosas católicas, donde se registraban tasas de mortalidad que doblaban la media nacional.
Entre otras pesquisas, el conocido como "Informe Ryan", de 2009, denunció que miles de menores fueron objeto de abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas en instituciones estatales regentadas por religiosos entre 1940 y la pasada década de los 90.
Ese mismo año, el "Informe Murphy" concluyó que en la archidiócesis de Dublín, la mayor del país, las autoridades católicas ocultaron el abuso de niños cometido por curas entre 1975 y 2004.
Y en 2011, el "Informe Cloyne" estableció que las altas autoridades eclesiásticas en esta diócesis irlandesa obstaculizaron e ignoraron las denuncias sobre abusos sexuales cometidos contra menores por 19 clérigos.
POLONIA
La Iglesia polaca publicó en junio de 2021 su informe más reciente sobre abusos a menores en los que estuvo implicado alguno de sus miembros, y admitió haber recibido 368 denuncias entre julio de 2018 y diciembre de 2020.
En lo que es la investigación de este tipo más reciente hasta la fecha llevada a cabo en Polonia, se determinó que 292 clérigos se vieron envueltos en casos de abusos, 58 de ellos en más de una ocasión, y se desecharon 38 de las denuncias por falta de pruebas.
Según admitió el arzobispo y Primado de Polonia Wojciech Polak al presentar el informe, "no todos los afectados se deciden a hablar" y exponer sus casos, y muchas veces la presión social de un país mayoritariamente católico hace que las víctimas no se atrevan a hablar, como prueba el hecho de que entre 1990 y 2018 solo se registraron 382 denuncias de abusos.
AUSTRIA
La Iglesia católica de Austria se vio sacudida hasta los cimientos a finales de la pasada década por una avalancha de denuncias de abusos sexuales. En su inmensa mayoría se trataba de casos prescritos judicialmente ya que fueron cometidos décadas atrás.
El gran escándalo y las enormes críticas llevaron a la Iglesia a crear en 2010 una comisión independiente liderada por la política democristiana Waltraud Klasnic, ex jefa del Gobierno del Estado federado de Estiria.
Esa comisión, aunque financiada por la Iglesia, no contaba con ningún cargo eclesiástico para garantizar su independencia. En su creación tuvo un papel destacado el entonces presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Viena Christoph Schönborn, quien criticó públicamente y de forma repetida el silencio y la complicidad de la Iglesia ante lo sucedido.
Schönborn reiteró en varias ceremonias que la Iglesia debía recorrer "el camino de una expiación dolorosa" y defendió la necesidad de afrontar los problemas sin ambages.
La comisión liderada por Klasnic creó una página web y un número de teléfono para informar a las víctimas y documentar los casos. Dado que la inmensa mayoría de los delitos habían prescrito, la Iglesia se comprometió a ofrecer compensaciones económicas y costear terapias para recuperarse de la traumática experiencia.
La comisión ha decidido a favor de alrededor de 2.000 casos, en los que las víctimas recibieron unos 27,5 millones de euros. Las compensaciones directas fueron de casi 22 millones de euros mientras que con el resto del dinero se costearon alrededor de 60.000 horas de terapia.
ALEMANIA
En Alemania los abusos sexuales de menores dentro de la Iglesia católica forman parte importante del debate público desde 2010, cuando el rector de un colegio de jesuitas de Berlín, Klaus Mertes, llamó a romper su silencio a alumnos que hubieran sido víctimas de ellos en los años 70 y 80.
Desde entonces se han hecho diversas investigaciones. Una de las recientemente publicadas, sobre la archidiócesis de Múnich, llegó a salpicar a Joseph Ratzinger, que luego se convertiría en el papa Benedicto XVI, quien durante su gestión como arzobispo recibió en su jurisdicción a un sacerdote que tenía antecedentes de pederastia.
El propio Ratzinger publicó hoy una carta en la que expresa a todas las víctimas de abusos sexuales su "profunda vergüenza, gran dolor y una sincera petición de perdón".
"He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que han ocurrido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares", se lee en la misiva de Joseph Ratzinger, de 94 años.
El estudio más amplio en Alemania, encargado por la Conferencia Episcopal, fue publicado en 2018 y constató que entre 1946 y 2014 al menos 3.677 menores habían sido víctimas de abusos en instituciones de la Iglesia católica alemana.
Ese estudio llegó además a la conclusión de que dentro de la Iglesia hay elementos estructurales que son caldo de cultivo para los abusos sexuales, entre los que se cuentan la institución del celibato sacerdotal obligatorio, algunos elementos de la doctrina sexual -sobre todo en lo referente a la homosexualidad- y la forma en que se practica el sacramento de la confesión.
VATICANO
Durante su pontificado, el papa Francisco ha ido ordenando la promulgación de nuevas leyes contra los abusos sexuales y psicológicos de miembros de la Iglesia y también pidió realizar en 2020 un extenso vademécum que se envió a las conferencias episcopales de cada país en el que se orientaba sobre cómo comportarse ante las denuncias.
Uno de los puntos de este vademécum redactado por la Congregación de la Doctrina de la Fe indicaba la necesidad de investigar en las Iglesias locales aunque "no era necesario que se tratase de una denuncia formal" y que también podía ser "difundida por medios de comunicación de masas (incluidas las redes sociales)" o "llegar a su conocimiento a través de varios testigos" o incluso "provenir de una fuente anónima".
Además, "la investigación canónica previa debe realizarse independientemente de la existencia de una investigación correspondiente por parte de las autoridades civiles".
ESPAÑA
En España está cercana la creación de una comisión que investigue los casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica. El gobernante Partido Socialista pretende que esa labor sea llevada a cabo por el Defensor del Pueblo, con la ayuda de una comisión creada al efecto de expertos, víctimas y representantes eclesiásticos.
El objetivo es determinar responsabilidades, reparar a las víctimas y planificar las políticas públicas orientadas a la prevención y atención de estos casos; el informe final sería remitido al Parlamento y al Gobierno.
Los socialistas, sin embargo, necesitarán convencer a otros partidos parlamentarios de que su propuesta es más adecuada para que se apruebe cuando se vote, pues carecen de mayoría suficiente en el Congreso. Otras fuerzas de izquierda desean que sea el propio Parlamento el que investigue.
ITALIA
La Conferencia episcopal italiana defiende desde hace tiempo su negativa a hacer investigaciones históricas de un largo período sobre los posibles casos de abusos.
"La búsqueda de la justicia en la verdad no acepta los juicios sumarios, sino que se favorece apoyando ese auténtico cambio promovido por la red de servicios diocesanos para la protección de menores y por los centros de escucha, que crecen cada vez más", dijeron los obispos italianos en un reciente comunicado.
Hasta el momento, la CEI siempre se ha negado a responder a los periodistas sobre cuántos sacerdotes pederastas han sido denunciados por ahora ante la Congregación para la Doctrina de la Fe o los que hasta ahora han sido "reducidos al estado laico".
No se observa pues ninguna apertura a investigaciones independientes. En una entrevista reciente en el "Corriere della Sera", el presidente de la CEI, Gualtiero Bassetti, destacó que "hacer justicia no es justicialismo, y ni a la comunidad herida ni a la Iglesia se le prestaría un buen servicio si se actuara con precipitación, por dar números".
PORTUGAL
La Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) creó en enero una comisión para estudiar los abusos sexuales a menores cometidos en el seno de la Iglesia en Portugal desde el año 1950. Aquellos casos que no hayan prescrito serán remitidos a la Justicia lusa.
Se investigarán testimonios recogidos a través de una línea telefónica, una web y un email (con anonimato garantizado) y los casos denunciados en la prensa y por instituciones sociales y médicas. Se consultarán también los archivos de la propia Iglesia católica en Portugal.
El 15 de enero, cinco días después de que se habilitara la plataforma y los contactos para poder denunciar, la comisión ya había validado 102 testimonios.
La comisión, que se autodefine como "independiente" y está integrada por seis miembros, tres hombres y tres mujeres -entre ellos psiquiatras, sociólogos y asistentes sociales-, planea presentar sus conclusiones dentro de un año en un informe financiado por la Conferencia.