La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderados por Arabia Saudita, y sus diez aliados, con Rusia al frente, desde hace varios años regulan la extracción del crudo con la finalidad de sostener los precios y en el marco de su política prudente.
Los precios del crudo alcanzaron el pasado 28 de enero su valor máximo desde 2014 debido a las crecientes tensiones entre Occidente y Rusia por la crisis en torno a Ucrania, así como al repunte del consumo después tras los alivios de las restricciones por la covid-19.
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El barril de Brent, de referencia en Europa, cotizaba este martes a la baja, a unos 88 dólares, mientras que el WTI, referente en Estados Unidos, se movía sobre los 87 dólares.
El grupo -cuyos responsables se reunirán de forma telemática- ha abierto sus grifos de forma paulatina desde agosto pasado, añadiendo 400.000 barriles diarios más cada mes, pese a los llamamientos a que incremente más el suministro debido al encarecimiento del combustible.
Esa subida de la producción busca revertir el recorte históricos de 2020 (de casi 10 millones de barriles diarios) debido al efecto sobre el consumo de la pandemia.
Algunos analistas consideran que la OPEP+ podría debatir mañana, miércoles, abrir más los grifos para contener el encarecimiento de los precios ya que el crecimiento de la demanda es superior al de la oferta.