En un comunicado emitido desde la sede de la AU en Adís Abeba, el presidente de la Comisión (secretariado) de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, afirmó que sigue "con profunda preocupación la gravísima situación en Burkina Faso".
Mahamat condenó "enérgicamente el intento de golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo", Roch Kaboré.
El presidente de la Comisión instó al "Ejército nacional y a las fuerzas de seguridad del país a cumplir estrictamente con su vocación republicana, que es la defensa de la seguridad interna y externa del país".
También le urgió a "velar por la integridad física del presidente de la República, así como de todos los miembros de su Gobierno".
Mahamat animó también "al Gobierno y a todos los actores civiles y militares a favorecer el diálogo político como medio para resolver los problemas de Burkina Faso".
Ese comunicado se divulgó poco después de que el propio Kaboré pidiera en su cuenta de Twitter a los militares que depongan las armas y de que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) condenara igualmente la "tentativa de golpe de Estado".
En el país reina la incertidumbre y la confusión después de que fuentes castrenses confirmaran esta mañana la detención del presidente por parte de militares sublevados.
No obstante, según indicaron fuentes de la Gendarmería a los medios locales Radio Oméga y Burkina24, el presidente "está aislado" y protegido por la Gendarmería.
Igualmente, indicaron que se encontraría en el campo de Paspanga de la Gendarmería en Uagadugú, la capital del país, que ha reforzado su dispositivo de seguridad y está siendo sobrevolado por helicópteros.
Este domingo, Burkina Faso vivió una situación tensa tras escucharse disparos desde la madrugada en varios cuarteles militares de la capital y otras localidades del país (Ouahigouya y Kaya).
El Gobierno desmintió que se tratara de una intentona golpista y declaró un toque de queda nocturno y el cierre de las escuelas los días 24 y 25 de enero para "preservar la seguridad de los alumnos".
Si bien las razones de los disparos no se confirmaron oficialmente, medios locales indicaron que se trató de un motín para exigir mejoras al Gobierno, entre ellas más medios para luchar contra el terrorismo yihadista (del que habitualmente son blanco las tropas burkinesas), y la dimisión de altos cargos militares y de inteligencia.
A la situación del domingo le precedió el sábado una jornada de manifestaciones no autorizadas, convocadas por grupos de la sociedad civil para expresar el gran descontento social por la inseguridad generada por la violencia yihadista y solicitar la dimisión de Kaboré.
Burkina Faso sufre el yihadismo desde 2015 y los ataques, que se atribuyen a grupos aliados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, han provocado más de 1,5 millones de desplazados internos, según datos del Gobierno burkinés.