Imágenes de televisión mostraron a los retornados inspeccionando los edificios de Futaba y uno de ellos probó el funcionamiento del tubo de agua frente a su casa.
“¡Está saliendo! Es la primera vez en 10 años y 11 meses que sale agua”, exclamó.
Tras una extensa campaña de descontaminación, varias zonas alrededor de la planta en el noreste de Japón fueron declaradas seguras, luego de que un enorme terremoto y tsunami provocaron un derrame nuclear.
Futaba, cuya población de unos 5.600 habitantes debió huir por temor a la radiación, era el único municipio aun desierto en la región de Fukushima.
Las restricciones fueron levantadas en una pequeña parte de la localidad en marzo de 2020, y el gobierno abrirá otras zonas en los próximos meses.
Un funcionario local dijo a AFP que cinco personas de cuatro casas regresaron a vivir en Futaba a modo de prueba, de un grupo de 15 personas que se postularon al plan para repoblar la localidad de forma permanente.
El grupo había ido previamente a Futuba pero el jueves fue la primera vez que lo hicieron con la intención de pernoctar.
Podrán vivir en sus casas a modo de prueba al menos hasta junio, cuando se abran otras áreas y su residencia sea permanente, explicó el funcionario.
El plan “busca asegurar que los residentes puedan vivir sin problemas, por ejemplo, revisando que las alcantarillas funcionen bien y que haya instalaciones para sostener la vida cotidiana”, indicó a AFP un funcionario de apoyo a los residentes de Fukushima.
Más de 18.400 personas murieron o desaparecieron luego del terremoto de magnitud 9, seguido de un tsunami el 11 de marzo de 2011, que causaron el desastre nuclear en la planta Fukushima Daiichi.
Algunos pobladores evacuados no han querido regresar pese a la descontaminación, temerosos de que quede algo de radiación o porque se instalaron en otros sitios.