Los riesgos que plantean la proliferación nuclear, el cambio climático y la pandemia se han visto exacerbados este año por “un ecosistema de información disfuncional que socava la toma de decisiones racional”, señala la ONG que, desde la Guerra Fría, hace esta alegoría de nuestra exposición a peligros globales.
“Estamos atrapados en un momento peligroso, que no trae ni estabilidad ni seguridad”, dijo la académica Sharon Squassoni, una de las editoras del Boletín de Científicos Atómicos, que maneja este reloj.
Creación
También llamado el reloj del fin del mundo, este indicador metafórico se creó en 1947 ante el creciente peligro nuclear y el aumento de las tensiones entre los dos bloques.
Desde entonces, los miembros de esta organización con sede en Chicago han ampliado los criterios para incluir, este año, “el covid-19, la proliferación nuclear, la crisis climática, las campañas estatales de desinformación y las tecnologías disruptivas” .
“El reloj del fin del mundo continúa flotando sobre nuestras cabezas, recordándonos el trabajo necesario para garantizar un planeta más seguro y saludable” , dijo la presidenta de la organización, Rachel Bronson.
Los expertos lamentan un “entorno en el que ninguna evidencia imaginable o argumento racional puede persuadir” a las personas con creencias muy arraigadas, lo que ha llevado a “fracturas en nuestra comprensión común de lo que es verdad” .