El Gobierno cubano impide policialmente el primer acto de la protesta del 15N

Las fuerzas de seguridad cubanas impidieron este domingo que el activista y disidente cubano Yunior García Aguilera cruzase a pie el centro de La Habana en lo que pretendía ser un avance de las protestas convocadas para mañana, lunes, en todo el país pidiendo un cambio político.

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Efe pudo comprobar en directo que el dramaturgo y activista permanecía bloqueado en el interior de su casa, incomunicado y vigilado por numerosos agentes de la seguridad del Estado vestidos de civil, para impedir que saliese a la calle como había anunciado.

Desde las 11.00 de la mañana (15.00 GMT) el edificio donde vive García Aguilera con su familia en el barrio de La Lisa, a varios kilómetros del centro de la ciudad, permanecía rodeado por agentes que impedían el paso. En un extremo de la calle habían cruzado un viejo autobús escolar amarillo para cortar la circulación.

El teléfono móvil del activista tenía además las llamadas restringidas y, tras una breve grabación que publicó a través de Facebook denunciando su encierro, quedó sin acceso a internet.

García Aguilera ha incomodado al gobierno al poner rostro a la iniciativa de la plataforma virtual Archipiélago de marchar mañana 15 de noviembre contra la violencia, por la liberación de los denominados “presos políticos” y la solución de las diferencias por la vía democrática y pacífica.

El objetivo de la marcha, según explicó él mismo a Efe en una entrevista esta semana, "es sacudir un país, hacer que la gente tome conciencia, generar un debate que provoque cambios", algo que espera que ocurra "de la manera más pacífica y cívica posible".

Para evitar una eventual represión contra los manifestantes, el dramaturgo dijo que caminaría este domingo solo y "en silencio" a las tres de la tarde por la céntrica avenida habanera 23 y hasta el icónico malecón, como un acto de "responsabilidad" y no de "heroísmo".

Pero su intento quedó frustrado. Ante el bloqueo, el joven actor colgó un pedazo de tela blanca -el color que identifica al 15N- y tres rosas del mismo color por una de sus ventanas. Saludó además varias veces con la mano a los corresponsales extranjeros que aguardaban su salida a varios metros.

A continuación, personas afines al Gobierno colocaron tres banderas cubanas enormes que cubrieron por completo la ventana del dramaturgo.

En los bajos del edificio se celebró además un "mitín de repudio" contra el activista en el que participaron varias decenas de personas afines al Gobierno cubano.

El Gobierno, que no autorizó la marcha del 15N, ha criticado a los convocantes y asegurado que Estados Unidos está detrás de esta iniciativa, que forma parte de su “estrategia imperial”.

El 15N es heredero de las protestas espontáneas del 11 de julio, las mayores en décadas, fruto del descontento por la fuerte crisis económica -que ha traído escasez, colas e inflación- por la conjunción de la pandemia, el recrudecimiento de las sanciones estadounidenses y una mala gestión macroeconómica.

El Gobierno cubano atribuye estos problemas al embargo financiero y comercial de Estados Unidos, endurecido en la anterior Administración de Donald Trump.

En Cuba los derechos de huelga y manifestación raramente se contemplan fuera de las instituciones estatales y nunca se ha autorizado una marcha de opositores al Gobierno.

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