La Policía Civil de Río comunicó en la mañana de este sábado que el número de óbitos durante la operación desplegada en la favela de Jacarezinho, en la zona norte de la capital fluminense, había subido de 28 a 29, aunque posteriormente corrigió el dato.
"El error ocurrió por cuenta de dos cuerpos que no estaban identificados en el hospital, pero que ya habían sido identificados por el Departamento de Homicidios; lo que provocó el doble conteo", indicó la Policía Civil en una nota.
El viernes por la noche, la corporación ya había elevado de 25 a 28 los decesos, entre ellos el de un inspector de policía. Los 27 restantes corresponderían a supuestos "criminales", de acuerdo con la versión de las autoridades.
La acción, que se extendió por nueve horas, tenía por objeto combatir el reclutamiento de menores por parte de una banda de traficantes, pero terminó convirtiéndose en la "mayor masacre" policial en la historia de Río de Janeiro, según diversas asociaciones de Derechos Humanos.
Después de más de 48 horas de espera, la Policía divulgó la identidad de los presuntos 27 criminales este sábado, día en el que las familias enterraron a algunas de las víctimas sumidos en la más profunda tristeza, en el cementerio de Inhaúma de Río, según constató Efe.
El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, pidió en la víspera al gobernador de Río, Claudio Castro, y a otras autoridades de la región que "esclarezcan las circunstancias" de la acción, ante las múltiples denuncias de abusos cometidos por los agentes.
El juez Luiz Edson Fachin, de la Corte Suprema de Brasil, afirmó incluso haber visto indicios de "ejecuciones arbitrarias" en videos que analizó.
Según relatos de vecinos y videos publicados en las redes sociales, durante la operación los agentes invadieron domicilios sin autorización judicial, dispararon a personas rendidas y confiscaron los celulares de los testigos.
La Policía Civil negó todas las acusaciones de abusos y afirmó que actuó de forma planificada y bajo la supervisión de la Fiscalía.
El gobernador Castro, dijo, por su parte, que la acción fue fruto de un "largo y detallado trabajo de inteligencia" que se prolongó durante "diez meses".
Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), entre otras organizaciones internacionales, han condenado esta brutal operación, que ha indignado a los vecinos de la favela de Jacarezinho, que la han calificado de "masacre" y "genocidio" contra la población negra.
La Oficina de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos también manifestó su preocupación y denunció posibles intentos de las fuerzas de seguridad para evitar que se pueda llevar una investigación independiente de lo ocurrido.
Solo en el primer trimestre de este año 453 personas han muerto a manos de uniformados en Río, según datos oficiales.