Sus responsables son investigadores de la escuela de medicina Icahn de Monte de Sinaí de Nueva York, quienes señalan que la eficacia de una sola dosis “ayudaría a estirar los limitados suministros de vacunas”.
Además, este cambio también podría evitar efectos secundarios innecesarios de una segunda dosis de la vacuna, que, según los investigadores, “son significativamente mayores en las personas con inmunidad preexistente al SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19”.
“Demostramos que la respuesta de los anticuerpos a la primera dosis de la vacuna en personas con inmunidad preexistente es igual o incluso supera la respuesta en personas no infectadas después de la segunda dosis”, afirma Viviana Simon, autora del artículo.
Por ello, agrega, “creemos que una sola dosis de la vacuna es suficiente para que las personas que ya han sido infectadas por el SARS-CoV-2 alcancen la inmunidad”.
En un comunicado del Hospital Monte de Sinaí, los investigadores recuerdan que las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna recibieron la autorización de uso de emergencia por parte de la autoridad reguladora estadounidense FDA en diciembre de 2020.
En los ensayos en fase III, ambas informaron de una alta eficacia en la prevención de las infecciones sintomáticas por covid-19 después de dos dosis administradas con un intervalo de tres a cuatro semanas. Ambas son también bien toleradas, con pocos efectos secundarios que requieran atención médica adicional.
Ahora, en el estudio de 109 individuos con y sin inmunidad previa al SARS-CoV-2, los investigadores encontraron que el primer grupo desarrolló anticuerpos a los pocos días de la primera dosis en una tasa de 10 a 20 veces mayor que los que no habían pasado la enfermedad, y a una tasa de más de diez veces después del segundo pinchazo.
“Estos resultados sugieren que una sola dosis de la vacuna provoca una respuesta inmunitaria muy rápida en los individuos que han dado positivo”, afirma por su parte Florian Krammer, quien añade que esa primera dosis se asemeja inmunológicamente a la de refuerzo (segunda) en personas que no han sido infectadas.
El equipo también investigó las reacciones tras la primera dosis de la vacuna en un segundo grupo de 231 individuos, 83 de los cuales habían dado positivo en covid-19, y 148 que no lo habían hecho.
Aunque las vacunas se toleraron bien en general, en ambos subgrupos se detectaron síntomas en el lugar de la inyección, como dolor, hinchazón y enrojecimiento de la piel.
En los receptores con inmunidad preexistente, sin embargo, los efectos secundarios se produjeron con una frecuencia significativamente mayor, incluyendo fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor muscular o articular.
Viviana Simon sugiere, si se desconoce el historial de infección de un individuo, utilizar un test serológico para detectar anticuerpos: “si el proceso de cribado determina su presencia debido a una infección anterior, entonces podría no ser necesaria una segunda inyección de la vacuna”, concluye.