El Papa concluye su visita histórica a Irak con misa ante miles de fieles

El papa Francisco concluyó su histórica visita a Irak ayer con una misa ante miles de fieles en el norte asolado por los yihadistas, llamando a los cristianos a “no desanimarse” ante la persecución de esos extremistas.

PRIMERA VISITA DE UN PAPA A IRAKArchivo, ABC Color
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ERBIL, Irak (AFP). Tras rezar por las “víctimas de la guerra” en los escombros de Mosul, la antigua “capital” del Estado Islámico (EI), el papa celebró la mayor misa de su viaje, bajo estrictas medidas de seguridad.

“Irak siempre estará conmigo, en mi corazón”, dijo el papa al concluir la ceremonia en Erbil, en el Kurdistán iraquí.

“He oído voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo”, afirmó, ante miles de fieles antes de bendecir en árabe bajo el ululeo de la multitud.

A su llegada el pontífice, de 84 años, había aparecido de pie en el “papamóvil” ante miles de fieles en el césped o en las gradas del estadio Franso Hariri.

Vigilancia reforzada

Los guardaespaldas y las fuerzas de seguridad Estuvieron ayer en alerta —como desde la llegada del Papa el viernes— para esta misa en el estadio Hariri, que lleva el nombre de un político cristiano asesinado hace 20 años.

Pero ayer consiguió acercarse a la multitud, primero en Mosul, donde lamentó el exilio de los cristianos, desde un estrado construido en medio de las ruinas, a falta de una iglesia que siga en pie.

Luego, en Qaraqosh, un lugar de mártires cristianos a medio camino entre Mosul y Erbil, el pontífice llamó a una emotiva multitud a “reconstruir” y a “no desanimarse”.

El número de cristianos ha pasado en 20 años del 6% al 1% de la población en Irak.

“Es un viaje especial también en vista de las condiciones de salud y seguridad”, dice Matteo Bruni, el portavoz del Vaticano.

Pero se trata de “un gesto de amor a esta tierra y a este pueblo” que Francisco ha querido visitar desde la irrupción del EI en 2014 en Irak, y “cualquier gesto de amor es siempre un poco extremo”.

Antes de ir al norte del país, el pontífice viajó el sábado a Nayaf, ciudad santa musulmana chiíta en el sur, para reunirse con el gran Ayatolá Ali Sistani.

Éste le dijo que trabajaba para que los cristianos de Irak vivieran en “paz”, en “seguridad” y con “todos sus derechos constitucionales”.

Cuando en 2014 el grupo extremista del EI tomó la llanura de Nínive, decenas de miles de personas huyeron y ahora son pocos los que confían en las fuerzas de seguridad que entonces les abandonaron, dicen.

Hoy, muchos aseguran que viven con miedo a los paramilitares, integrados en el Estado y que tomaron el relevo de los yihadistas.

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