Se trata del proceso de mayor envergadura a la mafia italiana desde el histórico de Palermo (sur) contra la Cosa Nostra siciliana en 1986, que desveló por primera vez su estructura y sentó en el banquillo a más de 460 criminales y a algunos capos.
El juicio tiene lugar en un búnker construido en un polígono industrial de la localidad calabresa de Lamezia Terme por motivos de seguridad y también para poder acoger a los 355 acusados, a sus respectivas defensas y a los más de 900 testigos.
Los imputados deberán responder a una serie de delitos que van desde el de pertenencia a asociación mafiosa hasta el homicidio, la extorsión, la tenencia ilícita de armas y explosivos, el tráfico de influencias, la corrupción, el abuso de poder o el narcotráfico.
Esto fue posible gracias a la investigación “Rinascita-Scott” del fiscal de Catanzaro, Nicola Gratteri, que en 2019 detuvo a más de cuatrocientas personas en Italia, Alemania, Bulgaria y Suiza.
El juicio se centra especialmente en la familia Mancuso, una de las más respetadas de la organización, así como en sus presuntos colaboradores de las instituciones públicas y de las empresas privadas.