Rudy Giuliani, Sidney Powell y Jenna Ellis, abogados del presidente Donald Trump, brindaron una conferencia de prensa donde presentaron las pruebas que hasta ahora han podido reunir sobre las irregularidades detectadas en las elecciones de hace dos semanas.
Dada la magnitud de los hallazgos, y que el modus operandi se repitió en diversos Estados, el equipo legal afirma que se trata de un “plan desde un lugar centralizado”.
Las sospechas de los investigadores se centran principalmente en una media docena de Estados donde el día de las elecciones Trump iba ganando con comodas y hasta abultadas diferencias, y tras cerrarse los centros de escrutinio, al día siguiente, en poco tiempo, el ganador pasó a ser el candidato demócrata Joe Biden.
El equipo de Biden alega que eso se debió a que los votos por correo, contabilizados en esas horas, eran mayoritariamente para su candidato.
Los republicanos resaltan el hecho de que, aunque así fuese, lo ocurrido en ciertos lugares es abrumador, “hasta el punto de la imposibilidad matemática” cuando, por ejemplo, en un momento determinado se cargaron 186.000 votos a la vez, todos para Joe Biden.
“Eso es como lanzar una moneda 186.000 veces y que todas las veces salga de un mismo lado”, resaltó la abogada Powell.
“Estamos ante un colapso electoral, pero la Constitución tiene disposiciones sobre cómo arreglar esto”, resaltó Powell.
Se refería a que si el Colegio Electoral, que se debe reunir en cada Estado este 14 de diciembre, no puede elegir, por algún motivo, al Presidente; dicha elección pasará a manos del Congreso.
En ese caso, dada la conformación actual del mismo, los republicanos disponen de la mayoría suficiente para elegir al próximo Presidente.
Giuliani presentó pruebas en forma de declaraciones juradas sobre diversos actos fraudulentos.
En los Estados Unidos, dichas declaraciones juradas tienen un valor probatorio en la corte; y tienen tanto peso, pues ahí, presentar un testimonio falso conlleva penas de cárcel.
La abogada Ellis remarcó que lo presentado en la conferencia de prensa, junto a las primeras declaraciones juradas, es solo “una descripción general” del caso que buscan probar.
El equipo legal presentó estas acusaciones claves:
1. Máquinas fraudulentas
Los abogados denunciaron que las máquinas de votación y el software proveídos por las empresas Dominion y Startmatic, utilizados en una serie de Estados, que incluye a los Estados en litigio, son las que utiliza el régimen filocomunista de Venezuela.
Los propietarios de Startmatic incluyen a dos ciudadanos venezolanos.
Existe un video donde uno de los propios directivos de la empresa Dominion, que instaló esas máquinas, admite que las mismas pueden ser accesadas en cualquier momento por personal de dicha empresa, pudiendo realizar todo tipo de cambios dentro de ellas, sin restricciones.
El directivo en cuestión, de nombre Eric Coomer, es un opositor acérrimo a Donald Trump, como lo muestra en sus redes sociales, con comentarios denigrantes contra el mandatario, y su apoyo público al grupo violento Antifa (de línea comunista).
2. Obstrucción de veedores
Giuliani recordó el hecho, ya conocido públicamente, de la obstrucción a los veedores republicanos para que pudieran observar el escrutinio.
Ya sea, manteniéndolos alejados de las mesas, o incluso llegando a tapiar las ventanas de vidrio que daban a esos salones.
Giuliani recordó que se abrió una gran cantidad de papeletas enviadas por correo sin que los observadores pudieran verificar que estuvieran debidamente firmadas, una protección clave contra el fraude.
La complicación de esta situación es que los sobres son desechados, y luego ya no se puede confirmar si la boleta de votación coincide con su sobre respectivo, para poder certificar que efectivamente se trata de un voto enviado por correo, y no cargado irregularmente mientras no podían observar los veedores republicanos.
Por eso, Giuliani alega que esos votos son “nulos y sin valor”.
3. Votos fantasmas y usurpación de votos
Existen casos de “votos” emitidos a nombre de personas ya fallecidas, así como personas que se acercaban a votar, y descubrían que figuraban como que ya habían votado.
Por ahora no se ha determinado la cantidad de votos emitidos en esas condiciones.
4. Instrucciones explícitas a los funcionarios para obviar las irregularidades
Giuliani mencionó la declaración jurada de un funcionario que reveló que se le instruyó para que no excluyera las papeletas de voto ausente (una modalidad existente en ese país) que tenían defectos legales, además de que antedatara los sobres de votos por correo, que llegaron después del plazo legal permitido.
5. Votación múltiple
Giuliani indicó que había 60 testigos en Michigan que observaron directamente cómo en la madrugada llegó un camión cargado con decenas de miles de papeletas, las que luego fueron pasadas por las máquinas contadoras varias veces.
Indicó que, en esa ocasión, se calcula que se habrían tratado de entre 60.000 y 100.000 papeletas contadas múltiples veces.
6. Más votos que votantes
Giuliani dijo que había una cantidad inusualmente grande de votos en exceso en distritos de Michigan y Wisconsin.
Se pudo constatar que el porcentaje de “participación” llegaba en ocasiones hasta el 350%, es decir, hay 3,5 veces más votos que todas las personas habilitadas para votar.
También se había verificado en otros Estados a personas que habían votado más de una vez.
7. Desigualdad ante la ley
El abogado Giuliani destacó que en Pensilvania, donde se habían creado nuevas reglas poco antes de las elecciones, con exigencias más relajadas, se permitió a los demócratas corregir votos, al tiempo que no se hacía lo mismo con los republicanos.
En el caso de los “votos ausentes” que tenían alguna deficiencia legal, cuando estos eran de condados demócratas, se les permitía a los votantes “curar” sus papeletas incorrectas, pero no lo permitían en los condados republicanos.
Panorama político
Dentro del Partido Demócrata, los marxistas ganan espacio y poder cada día en mayor escala.
La figura de Donald Trump despierta una gran polarización en los Estados Unidos... y en el mundo.
Es apoyado por conservadores, pero también por quienes ven preocupados el avance de la ideología totalitaria del comunismo en la política estadounidense.