El gobierno ha ampliado este martes la batería de medidas para tratar de frenar el nuevo coronavirus, aplazando indefinidamente el comienzo del semestre de primavera en los colegios, centros de secundaria, universidades y establecimientos de educación superior.
El miedo ha traspasado fronteras
Mongolia se convirtió en el primer país que cierra las carreteras que le unen a China. Las personas procedentes de la provincia china de Hubei, la más afectada, no podrán entrar en Malasia. Alemania, Turquía y Estados Unidos, que ha ofrecido “cualquier ayuda que sea necesaria” al gigante asiático, desaconsejaron a sus ciudadanos que viajen a China, mientras Francia, Estados Unidos, Japón y Marruecos preparan la evacuación de sus ciudadanos.
Y eso que Pekín se esfuerza por convencer de que es capaz de derrotar al virus. China “tiene plena capacidad y confianza para ganar la batalla contra la epidemia”, señaló el embajador chino Zhang Jun ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El balance de la epidemia de neumonía viral en China ha aumentado a 106 muertos, tras registrarse 24 más en la provincia de Hubei (centro), donde comenzó la epidemia, anunciaron este martes las autoridades.
Además hay otros 1.291 infectados, lo que eleva los pacientes confirmados a más de 4.000 en todo el país. Hay medio centenar de enfermos en el resto del mundo, donde una docena de Estados desde Asia a Australia, pasando por Europa o América del Norte, han sido alcanzados por el virus. Alemania registró su primer caso confirmado, en un hombre de Baviera (sur).
La crisis hace temer una mayor fragilización de la economía china, e incluso mundial. Las principales bolsas mundiales cayeron más del 2% el lunes en Japón y en Europa, y Nueva York también cerró en rojo. Asimimismo, varias competiciones deportivas internacionales programadas en territorio chino fueron anuladas, aplazadas o desplazadas. La última de ellas, la Vuelta ciclista a Hainan, prevista a finales de febrero.
Visita del primer ministro
La dimensión de la amenaza de propagación la esbozó el alcalde de Wuhan, epicentro del nuevo virus aparecido en diciembre: unos 5 millones de habitantes, casi la mitad de la población, se habían desplazado para pasar las fiestas del Año Nuevo que se celebró el sábado. El cierre a cal y canto de esta ciudad desde el jueves le daba un aire fantasmagórico.
La mayoría de los comercios están cerrados y los vehículos no esenciales no pueden circular. “Cada día estoy más preocupado” , reconoció el estudiante vietnamita Do Quang Duy, de 32 años. “¡Venga Wuhan!” rezaba un cartel luminoso en un rascacielos de la ciudad en un intento de levantar el ánimo de la población que debe permanecer encerrada en sus casas.
El primer ministro chino, Li Keqiang, llegó a Wuhan, en la primera visita de un dirigente del régimen comunista a la ciudad desde el comienzo de la epidemia. En los hospitales de Wuhan, la situación es caótica: los pacientes tienen que esperar horas antes de poder ver a un médico. Ante esta situación, se están construyendo dos hospitales en un tiempo récord de menos de dos semanas.
“La capacidad de propagación del virus se reforzó” , indicaron funcionarios sanitarios chinos, aunque dijeron que este nuevo coronavirus “no es tan potente” como el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), origen de una mortal epidemia entre 2002 y 2003, que dejó cerca de 750 muertos.
Dirigentes chinos de la provincia de Hubei son blanco de críticas en las redes sociales, donde son tachados de incompetentes o ridiculizados por su gestión de la epidemia. Unos comentarios poco habituales en China, donde las críticas a las autoridades suelen estar censuradas. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) , Tedros Adhanom Ghebreyesus, era esperado en Pekín.
Su organización, que renunció por el momento a declarar “emergencia internacional”, revisó a “alta” la amenaza de la epidemia a nivel mundial. La OMS dijo que no está claro si el coronavirus es contagioso durante su período de incubación, antes de que aparezcan los síntomas, como fiebre o problemas pulmonares, al contrario de lo que habían afirmado algunas autoridades chinas.
Investigadores de Hong Kong estimaron que el número de casos podría superar ya los 40.000 y que el número de contagios podría duplicarse cada seis días. Las autoridades sanitarias estadounidenses informaron que secuenciaron los genomas de dos de los primeros casos en Estados Unidos del coronavirus, denominado 2019-nCoV, y confirmaron que el virus era el mismo que el detectado en China. “Parece que no ha mutado”, declararon.