Ruth, una arquitecta de Arizona que prefiere no dar su verdadero nombre, dijo ser uno de esos demócratas que rechazan a Trump “con cada célula de su cuerpo”. Cuando esta sexagenaria descubrió en 2016 que dos de sus amigos de toda la vida apoyaban a mandatario republicano, se sintió “devastada”.
“Realmente tuve que pensar mucho para ver cómo iba a manejar nuestra amistad”, dijo a la AFP. Finalmente, “decidí que no podía rechazarlos por completo (..) Todavía somos amigos, pero menos cercanos”.
Cody Mayers, un joven desarrollador de software en Carolina del Norte, escribió en la red social Quora sobre cómo, después de publicar un video humorístico anti-Trump, él y su novia se pelearon con su padre. Contactado por AFP , Mayers dijo que ya no quería hablar de eso para no “reabrir heridas” .
Donna Ramil es una de las muchas estadounidenses que evita hablar de política para evitar rupturas drásticas con amigos, parientes o conocidos. “Antes solíamos bromear sobre política, las personas que sabían que soy demócrata me ponían una pegatina republicana en la espalda y nos reíamos. Si alguien me hiciera eso ahora, estaría muy ofendida” , dijo.
“Muy tóxico”
Ramil dice que ahora tiene que ser extremadamente sensible al hecho de que sus interlocutores pueden tener diferentes opiniones políticas. “Lo que haces es que no hablas de política porque es muy tóxico. Es una locura, es deprimente”, agregó Donna Schlather, quien trabaja en la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York.
Jacqueline Daly, una neoyorquina jubilada y católica practicante, dejó de conversar sobre política con sus amigos de la parroquia, en su mayoría pro-Trump, para no arriesgarse a perderlos. “Algunas veces hubo un desacuerdo acalorado, como sobre inmigración, niños enjaulados. Después de unos minutos, todos veían que nadie iba a cambiar de opinión y simplemente lo paramos. Queremos mantener una relación amistosa”, dijo. Muchos han abandonado Facebook.
“Se me hizo más difícil que me gustaran las personas que anteriormente me habían gustado” , contó Brigid Beachler, una colega de Ramil. Para Darrell West, autor del libro “Política dividida, nación dividida: hiperconflicto en la era Trump”, la polarización va mucho más allá de la política y afecta la sociedad y la cultura. Mientras investigaba para su libro, publicado en marzo, West dijo que estaba “asombrado” por el flujo de mensajes de desconocidos que le contaban sobre las divisiones en sus propias familias. “La gente sufre” , dijo. “Esto no comenzó con Donald Trump, pero él lo ha empeorado” , agregó West, un demócrata que dice mantener buenas relaciones con sus hermanas pro-Trump.
Política y psicoanálisis
Quizás más grave que las tensiones entre familiares y amigos es el hecho de que haya personas afectadas psicológicamente por Trump. Betty Teng, una psicoterapeuta de Nueva York, ha visto a varias víctimas de agresión sexual que consideran traumático que un hombre como Trump, que se jactó en un video de agredir sexualmente a mujeres, haya llegado a la Casa Blanca. La batalla de 2018 por la confirmación como juez de la Corte Suprema del nominado por Trump Brett Kavanaugh, después de que Christine Blasey Ford lo acusara de agresión sexual, fue otro recordatorio de lo que habían sufrido, dijo.
“Es como arrancarse una capa de piel y luego exponerse a todo esto. Hace que nuestro trabajo sea más difícil”, dijo Teng, y agregó que los más vulnerables son los inmigrantes o las minorías raciales, religiosas o sexuales, a menudo atacadas por el gobierno de Trump y sus partidarios. Matt Aibel, un psicoanalista en Manhattan, está de acuerdo.
“Cualquier persona que haya sido víctima de conductas injustas de una figura poderosa y que no haya tenido que rendir cuentas probablemente esté traumatizada por el posicionamiento de Trump” , dijo. Para Aibel, que principalmente ayuda a blancos acomodados, que no son atacados directamente por Trump, la política se consideró durante mucho tiempo “tabú” en las sesiones de psicoterapia, pero no desde 2016. Al igual que Teng, está convencido de que el clima actual es malo para la salud mental. “¿Quién puede mantenerse sano y equilibrado en este contexto? Aparte del Dalai Lama, no sé”, dijo.