La amenaza coincide con la visita del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, a Arabia Saudí para coordinar una respuesta a los citados ataques, de los que Washington responsabilizó a Teherán, que negó por su parte su autoría. Una carta entregada en la embajada suiza de Teherán, la encargada de los intereses estadounidenses en el país persa al no existir relaciones diplomáticas, precisó que el alcance de la respuesta “no se limitará al origen de la amenaza”.
La reacción de Irán será “aplastante y completa”, según apuntó el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní, Ali Shamjaní, quien advirtió asimismo de que Irán está “preparado para sorprender a los agresores”. “La política estratégica de Irán es la reducción de las tensiones y evitar cualquier conflicto mediante el dialogo -continuó Shamjaní-, pero vigilamos cualquier intento de agredir al país”. El responsable de seguridad también afirmó que las armas del Ejercito yemení, en alusión a las fuerzas de los rebeldes hutíes, son de “diseño y fabricación propi” y no iraníes.
EEUU y Arabia Saudí acusan a Irán de financiar y armar a los insurgentes del Yemen, mientras que la coalición militar liderada por Riad contra los hutíes informó hace dos días de que el armamento empleado en los ataques a Aramco es iraní. Los hutíes reivindicaron el sábado los ataques contra Aramco, que redujeron en un 50 % la producción de la mayor petrolera del mundo, pero informes de inteligencia estadounidenses apuntan a que los drones no procedían del Yemen y a que se emplearon también misiles de crucero.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, destacó ayer que están revisando “las pruebas” y que en los próximos días se determinarán “las medidas adecuadas a adoptar”. “Estados Unidos tomará cualquier medida que sea necesaria para defender a nuestro país, a nuestras tropas y a nuestros aliados en el Golfo (Pérsico)”, apostilló Pence, mientras que el presidente Donald Trump anunció hoy un “incremento sustancial” de las sanciones contra Irán. Por su parte, el Gobierno saudí no ha acusado por ahora abiertamente a su archienemigo Irán y ha iniciado una investigación sobre los ataques, a la que ha invitado a participar a expertos internacionales y de la ONU.
EEUU acusó además a Irán hace unos meses de varios sabotajes a petroleros y buques cisterna en el estratégico golfo Pérsico, por el que cruza una quinta parte del crudo mundial, de los que Teherán también se desvinculó. Para garantizar la seguridad en esta zona, la Administración estadounidense trata de crear una coalición naval, a la que Arabia Saudí anunció hoy que se ha unido, un paso que solo puede incrementar las tensiones.
El presidente iraní, Hasan Rohaní, culpó de hecho en un discurso este miércoles a EEUU de basar su política en “crear guerra” y en traer “inseguridad” a la región, una estrategia que también extendió a sus aliados. “Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, EEUU, algunos países europeos y el régimen sionista fueron los que empezaron la guerra en la región y destruyeron el Yemen”, denunció. Tendiendo la mano a sus rivales del Pérsico, en especial a Arabia Saudí, Rohaní hizo hincapié en que Irán nunca ha sido el primero en cortar los lazos diplomáticos y está interesado en “tener buenas relaciones con todas las naciones de la región”.
Riad cortó relaciones diplomáticas con Teherán en 2016 y ambos países se disputan la influencia en Oriente Medio apoyando a bandos rivales en varios conflictos, como el del Yemen. A los crímenes de guerra cometidos en el Yemen por la coalición liderada por Riad, denunciados por numerosas ONG, aludió en esta jornada también Rohaní para defender el ataque contra Aramco de los hutíes. “Ellos (los rebeldes hutíes) no atacaron un hospital, como para que ustedes estén preocupados. Ellos no atacaron una escuela ni el bazar de Saná, atacaron un centro industrial para mandarles una advertencia”, subrayó.
Rohaní, que negó de nuevo la implicación de Irán, instó a EEUU y a sus aliados a “aprender una lección” del ataque y poner fin a la guerra en el Yemen.