De fondo, en la grabación de las respuestas de esta entrevista, de escucha el estruendo de misiles que caen, calculamos, a varios kilómetros en algún lugar del frente de batalla en Ucrania Adentro, en el refugio sobre una mesa el mate humea, suena la “Cumbia de los trapos” de Yerba Brava, un gato husmea entre los drones de ataque listos para dejarlos caer sobre las tropas enemigas.
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Se ve un combatiente con el distintivo albiceleste. Y la pregunta que surge al ver las fotos y videos en las redes sociales de Maximiliano Barrientos es ¿qué hace un argentino de Posadas luchando en las filas de Ucrania contra Rusia?
La historia de este cineasta de treinta y pico no ha sido fácil. Y aunque en la entrevista no da señales de ello, los reportajes que circulan sobre él cuenta que su vida no ha sido fácil. Huérfano desde muy pequeño fue adoptado por su abuelo, quien le enseñó a hacer chipas, lo que más tarde lo llevaría a ser conocido como “El Chipero de París”.
Antes de la guerra había viajado a Francia, a buscar su sueño de cineasta. Pero la pandemia le dio un portazo a sus anhelos. Con todo cerrado, con muy poco en el bolsillo y mucho ingenio, desempolvó la receta del abuelo y se atrevió a cocer chipas y venderlas al pie de la torre Eiffel.
Tiempo después Maximiliano Barrientos, o Max o Maxi, apareció como “el dronero de Ucrania” luchando en medio de las hostilidades que se iniciaron en febrero de 2022 entre Ucrania y Rusia.
-¿Como tomaste la decisión de integrar las filas de Ucrania?
-La respuesta tiene dos partes. Mucho antes de la guerra ya tenía amigos ucranianos. Conviví con una familia ucraniana. Segundo, sentí mucha empatía porque más allá de que no son mi pueblo, no son argentinos, vi la necesidad que estaban pasando. Vi que niños se estaban preparando para la guerra y ancianos. Decidí ayudar fue algo instintivo no necesité una preparación y tampoco meditar o preguntarle a Dios.
Barrientos integra el Batallón 225 y en sus redes sociales se muestra activo, inclusive dando información a pilotos de drones que quieran pelear por Ucrania.
-Estas en un escuadrón no convencional, el desafío tecnológico es cada vez creciente.
-Estoy en un batallón bastante particular, es un batallón de asalto, pero estoy en una sección con escuadrones de pilotos de drones. Nosotros manejamos todo lo que es vigilancia y ataque, y nos dividimos por misiones. Es un trabajo nuevo, porque ser piloto de drones es como una novedad en la guerra. Ahora hay una cacería de drones; la gente se enfoca más en el cielo ya no esperando un helicóptero o un avión sino un dron, La guerra tecnológica se basa en que ambos países están intentando superarse en pequeñas tecnologías como radares, GPS, inhibidores de señal, rastreadores de señal... Ambos están iguales, porque como son vecinos y comparten digamos un territorio muy pequeño es muy fácil obtener información uno del otro.
-En los videos que socializas vemos los riesgos a los que se enfrentan ¿cuál fue el momento más crítico que recordás?
-Acá el momento más crítico es siempre, en el sentido del combate. Porque no todo el tiempo se está en combate… a ver la gran parte del tiempo estás planificando, estás atrás, esperando recibir órdenes. Pero cuando toca ir a combate, ahí no hay descanso, ahí son 24-7 una vez que llegás. Un día nos tocó estar 48 horas despiertos. Llegó un momento que te temblaban las manos de tanto estar en actividad porque era un ataque tras otro.
Más tarde Maximiliano Barrientos recuerda que un momento decisivo fue en Avdivka. “teníamos que sacar a toda la gente... había un grupo de pilotos que se quedó atrás. Tuvimos que esperar a ver qué decisión tomaban y hasta que pudimos volar. En ese momento fue una lluvia de bombardeo, el edificio donde estábamos nosotros temblaba y ahí sí, ahí ya no te pones a pensar si vas a vivir o morir, solamente te concentras en la misión y nada más.
Latinamericanos en la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania
Los combatientes extranjeros que se unen a las fuerzas de Ucrania lo hacen mediante Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania. La mayoría ingresa vía Polonia a territorio ucraniano. Las cifras de pago han variado a según ha evolucionado la guerra pero se conocen contratos (de entre USD 3.000 a 5.000). Los montos varían según las tareas o los frentes. Existen latinamericanos combatiend0: colombianos, brasileños, cubanos y argentinos.
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-Hay muchos latinoamericanos peleando esta guerra que algunos sostienen “que no es suya”.
-Si hay muchos latinos, no lo sé, porque yo no me enfoco en contarlos. Si hay una gran presencia de colombianos, porque desde el principio estuvieron llegando y están llegando todavía, japoneses también hay, que eso sí es una novedad. En lo personal, en lo poético, si se puede decir, y profético, esta guerra pertenece al 100%, a todos nosotros, a toda la humanidad.
-¿Por qué?
-Porque estamos hablando de una guerra nuclear estamos hablando de un tipo (en referencia a Vladimir Putin) que está loco, con un dedo en un botón y lamentablemente ese botón tiene 100.000 cabezas nucleares.
-¿Cómo cuidas tu salud mental ante la barbarie?
-Hablo por mí, pero yo he visto cuerpos tirados por el suelo, he visto el torso de un hombre colgado de un árbol, he recogido cuerpos, un brazo, una pierna... Mi mente está en la guerra entonces es un cuadro de la guerra, es una situación bélica. No quiero decir que soy fuerte o el mejor pero en mi posición yo puedo decir que no, a mí no me afecta, yo sé que de acá voy a salir bien porque hasta ahora no me ha afectado mentalmente y eso que ya he pasado por mucho.
-¿Qué te motiva a socializar tu trabajo en la guerra en redes?
-Yo vengo acá a hacer mi trabajo y a dar un ejemplo. Utilizo redes sociales para eso, para impulsar el trabajo y decir, mirá, esto es lo que se está haciendo acá y es completamente peligroso y no es recomendable venir aquí por dinero… Pero bueno, esto es una guerra de imagen también. Es todo un trabajo de imagen.
-Tomás mate en la guerra.
-Yo me tomo mate porque acá tenés que vivir. O sea, es una guerra, todo lo que vos quieras, pero si vos no vivís ahí te volvés loco. Porque que estés en una guerra no implica a que dejes de ser un ser humano.
-Hay usuarios de redes que ponen en duda tu presencia en el frente de batalla ¿qué les decís?
-Sí, ese es un tema muy común, la verdad. En lo personal, a mí me divierte. Es lo mismo que escuchar a alguien que dice que la tierra es plana. Literal. Pero bueno, yo tampoco estoy para convencer a nadie. Uno no puede andar pensando en lo que los demás dicen. Vivir para poder agradar a otros, ese no soy yo.