Envidia Metenés: Transitando los límites con el drag

En una entrevista con Omar Mareco pudimos adentrarnos en su vida y entender la forma en que su alter ego, Envidia Metenés, atraviesa su identidad. La duda y el arte lo salvan de la muerte.

Envidia Metenés, el alter ego drag queen del actor y director Omar Marecogentileza
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Ser un niño diverso en los años ochenta no fue fácil. Omar Mareco reconoce que Envidia, su alter ego drag queen, fue parte de su vida desde chico ya que su lado femenino siempre estuvo despierto. Esa parte que muchos eliminan de su ser para convertirse en “hombres”. Él considera que todos podemos disfrutarlo pero muy pocas personas se atreven a hacerlo.

Omar se permitió explorarlo a pesar de tener un padre que buscaba imponer la masculinidad del “macho”. Mareco nos comentó que su padre estaba ausente, ya sea por trabajo u otras razones, pero que su presencia significaba tener que ajustarse a lo que se espera de un hombre. De esta forma, él comenzó a detestar estas actitudes a las que no podía ceder.

“Soy el único varón, le decepcioné a mi papá. Pobrecito, también lo entiendo. Ni olimpista, ni colorado, ni heterosexual, ni militar, ni abogado, ni nada de lo que ellos quisieron”, nos aclara Omar.

La niñez, un espacio para explorar las reglas del mundo.

Desde pequeño, imaginando que la mesa que utilizaba su madre para planchar era su escenario, gozaba de probarse las pañoletas de sus tías y cada ropa que pudiese. Nadie le inculcó pero aprendió mirando. Las ropas, los olores y los colores no tienen género. Por ende, Omar Mareco se extraña de lo “limitados (que) queremos ser cuando somos realmente infinitos como seres humanos”.

“Envidia ahí nació. Sólo que me lo permití gracias al teatro”, insiste Omar. El teatro fue ese espacio en el que pudo expresarse libremente y experimentar lo maravilloso que es hacer arte. Esto también lo introdujo a su “verdadero papá”, su primer profesor de teatro que nunca se alejó de su lado. Este profesor le enseñó a quererse y respetarse. Lo marcó.

Omar entendió gracias a este segundo padre que no tiene nada que ver a quién ama. “Esa es mi vida privada. Tengo que sentirme orgulloso de eso como cualquier persona. Lo que vale es tu calidad humana y tu aporte a la sociedad”.

El drag se presenta como la ventana para escapar de la masculinidad hegemónica basada en la crueldad y la violencia. Esta manera de hacer arte es una forma de resistir y existir fuera de la normalidad asfixiante con los roles ya predeterminados.

Envidia Metenés: “el drag es transgresor y sanador”

Envidia Metenés, una de las drag queens más importante del país, es un personaje disruptivo. Ella rompe cosas y transgrede. Es contradictorio buscar ponerle límites al drag. Esta performance artística es en sí revolucionaria: nos demuestra que podemos divertirnos con nosotros mismos y transformarnos.

El drag no tiene límites. Envidia Metenés es un personaje disruptor que permitió a Omar Mareco divertirse consigo mismo y con las normas sociales.

La posibilidad de ser otro así como transitar dentro y fuera de los géneros construidos (masculino y femenino) nos otorga la oportunidad de jugar nuevamente. Es una manera de volver a la inocencia de la infancia porque al disfrazarse, se crea una fantasía o una ilusión para escapar del esquema que la sociedad nos impone y todas las preocupaciones que conlleva.

Hacer drag es sanador. Omar cuenta que creció sufriendo mucha violencia, especialmente de su padre, quien le inculcó el miedo. Su padre resolvía las cosas con golpes. Esas heridas pudieron mutar gracias al arte. Junto a Envidia, él comprendió que necesitamos aprender a mostrar la vulnerabilidad, mostrando nuestros dolores así como las alegrías. Es indispensable respetar nuestros momentos de llanto y de dolor. Para el actor, la revolución consiste en estar bien pero admite que también se puede estar bien llorando: “Hace bien llorar. Hace bien estar solo. Hace bien ese proceso que tiene que sanar heridas”

El miedo se transforma. Para Omar Mareco, la cultura es una necesidad básica y debemos tener acceso porque los seres humanos se encuentran en el arte y logran recuperarse de sus cicatrices.

“Volvemos a lo esencial que es a no tener miedo. El miedo es lo que nos van inculcando todo el tiempo”. Recuperar lo hermoso que puede ser no temer nos permite volver a mirar al mundo fascinados, descubriendo sin juzgar como hacen los niños. El miedo nos persigue y siempre está presente. Omar se enfrenta a esta emoción como una lucha cotidiana que puede incluso provocarle ataques de ansiedad. Pero el teatro le otorgó técnicas para respirar y calmar estas crisis.

El drag y la duda, una simbiosis que se encarna

Envidia Metenés exhibe lo moldeable que es el cuerpo, esa carne que no está destinado a nada más que al disfrute. Siempre hay otras formas de existir en este mundo. Sin embargo, las imposiciones de ciertos comportamientos, ciertos gestos, cierto lenguaje, entre una miríada de otros aspectos que nos obligan a encarnar nos hace olvidar la multiplicidad de formas de ser.

Mareco declara no ser religioso pero se cuestiona la contradicción que implica que seamos hijos de Dios y no podamos desgarrar los limites que nos imponen: “Yo no soy religioso, pero tomemos la palabra de Dios que dice que somos hijos de Él. ¿Dios no es acaso infinito, todopoderoso, omnipresente y multifacético? ¿No podemos fluctuar, transformarnos, evolucionar, desarrollarnos y probar?”

Envidia se erige como un alter ego al que Omar mira como su superhéroe ya que se atreve a hacer aquello que él tal vez no haría. Nos explicó que Envidia “va impregnando la vida de Omar que cada vez está más libre”. Animarse a elegir lo que le hace feliz como ponerse una falda o un taco para salir. Omar se fue desarmando y despojando de la rigidez con la que se rige la sociedad.

Envidia se erige como un alter ego al que Omar mira como su superhéroe ya que se atreve a hacer aquello que él tal vez no haría. Nos explicó que Envidia “va impregnando la vida de Omar que cada vez está más libre”.

La duda compone y atraviesa absolutamente todo en la vida de Omar Mareco. El drag pone en cuestión y nos invita a reflexionar sobre el género pero va incluso más allá. Este arte pone en juego algo que se considera como inmutable pero se puede percibir que no hay fronteras reales al integrarse en la performance.

“Por eso nos (las drag queens) odian, porque cuestionamos todo y somos pesadas. La gente sigue pautas, normas, reglas y protocolos pero no es feliz. La gente está deprimida, se suicida. Están con cara de culo, infelices. […] Algo no está funcionando de sus constructos sociales. Ahí aguantas hasta la infelicidad absoluta. La felicidad está ahí, en volver a buscar esa duda, ya sea a través del drag o del arte.”

El drag y la duda incomodan, perturban, pero asimismo logran capturar nuestra atención e intentar entender aquello que muchas veces nos intimida cuestionar. Cuestionarse nos da vida. Sino, nos quedamos inmóviles mientras las cosas ocurren a nuestro alrededor. “Hay mucha gente muerta en vida”, según Omar Mareco. Ser libre y disfrutar de interrogarse puede ser mal visto. Mareco declara que vivimos en un sistema que etiqueta a las personas libres de locos y las marginan.

Peligro latente de perder lo conquistado

El maltrato, la violencia y la discriminación hacia las disidencias es una constante en nuestra sociedad. Es por esta razón que la creación de espacios seguros y reivindicativos son valiosos. El primer encuentro de artistas drag en el Paraguay, Dragñua, fue histórico. Esto mostró que “somos varias, que existimos, que estamos trabajando profesionalmente, que tenemos pautas profesionales, éticas, reglas, formación, estudio, dedicación, tiempo y es super político también.”

La organización colectiva representó siempre la posibilidad de cuidarse y seguir exigiendo derechos que fueron negados. Durante la época de los años 80 y 90 existió la Comunidad Homosexual Paraguaya (CHOPA), nos comenta Omar Mareco, cuando comenzaron los casos de VIH. Sin tratamiento eficaz y presenciando a sus amistades morir, “la gente se organizaba en casas, sin fondos, pero existía y a partir de ahí nacieron los shows trans y drag también que fueron justamente una manera de ayudar, colaborar, subsanar y resistir”.

La percepción hacia personas del colectivo LGBTIQ+ era la de locas, enfermas y pecadoras. Pero, la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 17 de mayo de 1990, retiró a la homosexualidad como una enfermedad. Esto permitió un empoderamiento de la comunidad.

El maltrato, la violencia y la discriminación hacia las disidencias es una constante en nuestra sociedad.

Hoy, con la imponente emergencia del odio hacia una supuesta “ideología de género”, la sociedad transita una fragmentación importante. Omar nos comentó que “la gente se empodera de su odio” basándose en la rígida idea de que no existe nada más que la mujer y el hombre que deben formar una familia. Sin embargo, esto invisibiliza la multiplicidad y diversidad de las familias así como también de las formas de expresar nuestras identidades, considerando el género como algo mutante y flexible.

Envidia constituye un aspecto esencial y vital para Omar Mareco para seguir existiendo. A pesar de los peligros que pueda enfrentar, él prefiere confrontarlos antes que abandonar a su alter ego apoteósica Envidia Metenés. “Me voy a morir primero (antes de dejar de hacer drag)”.

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