Como siempre, las fiestas se aproximan rápidamente, el año pasa volando y nos volvemos a interrogar acerca de qué hacer con respecto a las bebidas. Para algunos, el tema es realmente un gran dilema y, para otros, todo se resuelve muy fácilmente: beber lo que les gusta. Pero la verdad es que da gusto estudiar el caso de aquellas personas que buscan de alguna forma “la perfección” para las noches del 24 y el 31.
Cuando uno quiere que las cosas salgan perfectas, normalmente, se estudia cada paso que uno va a dar en cuanto al menú, en qué momentos se servirían las bebidas y, después de ello, se hace el análisis de qué vino o bebida servir con el menú propuesto.
La verdad es que la decisión no es de las más sencillas, pero sí es un lindo rompecabezas para ir resolviendo y, sobre todo, agradar a la gente en esos días especiales.
Bebidas: la propuesta ideal para las fiestas de fin de año
Lo ideal sería siempre comenzar una velada con un aperitivo, lo que podría ser un Kir, un Kir Royal, un Oporto blanco bien frío, una copa de espumante o Champagne, o un trago corto, mientras uno espera el momento de pasar a la mesa.
Lea más: ¿Espumante o champagne? Estas son las características de cada uno
Una vez en la mesa, hay que seguir el protocolo de los platos: entradas frías, entradas calientes, mariscos, pescados, aves, carnes rojas, quesos y postre. Después, hay que analizar en cada tipo de plato qué tipo de textura tiene y con qué salsa va acompañado, para así escoger la bebida exacta.
Lo que sí es interesante es que al terminar la velada uno, muchas veces, opta por un digestivo o licor. En este caso entran en juego muchas bebidas, entre ellas el whisky, que aquí en Paraguay normalmente se toma como aperitivo, contrariamente a muchos países donde es un digestivo.
Un protocolo de maridajes
Hagamos de cuenta que mi cena será servida al plato con un cierto protocolo (digo eso porque también se puede servir un bufé y, en ese caso, todo es mucho más complicado), un menú de ocho pasos, pero con un número superior de bebidas.
Como ejemplo, usaré un menú que me parece sencillo de hacer.
- Aperitivo: un Jerez Palomino Fino con bocaditos varios a base de queso manchego.
- Entrada fría: un Champagne con bolitas de melón con jamón crudo.
- Entrada caliente a base de mariscos: un vino Sauvignon blanc con camarones al ajillo.
- Entrada caliente: un vino Chardonnay con una sopa de calabaza, croutones y un toque de queso.
- Pescado: un vino de la cepa tinta Pinot Noir, con filete de lenguado (u otro pescado parecido) con una salsa de puré de tomate fresco, quedaría genial.
- Aves: optaría por un vino bien sudamericano, un Carmenere, que acompañaría a un fricasé de pollo salteado en finas hierbas y oliva, con unos fetuccini caseros.
- Carne roja: un rico Malbec con bastante cuerpo, después de haber pasado por barrica de roble, para acompañar unos medallones de lomito o un lomo asado con una salsa ligeramente pimentada.
- Quesos: la gran mayoría de los quesos los acompañamos con vinos blancos, pero en este caso elegiré un vino tinto como un blend y además añejado, así los taninos son más suaves. Para ello hay quesos que maridan bien con este tipo de vino, como el camembert, brie y el queso ibérico.
- Postre: si sigo con el tinto, un Cabernet Sauvignon, lo acompaño con chocolate. Si opto por un espumante demisec, lo acompaño con frutas y helados.
- Digestivo: un Oporto tinto del tipo Ruby, o un destilado como un whisky single malt o un Jagenmaster, o directamente un licor de fruta como el Amarula.
Lea más: Vino blanco dulce: un vino muy especial
Me dirán que es mucho, pero bueno, si pueden servir un poco de cada uno, quedarán supersatisfechos y al final se darán cuenta de que no era mucho. A ir pensando qué harán, estas fueron solo algunas ideas.
¡Salud a todos! Y ¡Felices fiestas!
oligayet@hotmail.com