La leche es el primer alimento del bebé y uno de los más consumidos de la humanidad en todos los tiempos. Es también uno de los alimentos más completos, ya que proporciona un equilibrio único de nutrientes, entre ellos, proteínas, lípidos, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), propone una fecha en la que se puedan celebrar todos los temas relacionados a la leche. La fecha elegida es el 1 de junio porque muchos países ya celebraban este evento en torno a ese día.
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Los humanos somos los únicos mamíferos que seguimos bebiendo leche una vez terminada la etapa infantil. Este comportamiento se viene repitiendo desde hace unos 8000 años, aproximadamente, cuando el hombre se hizo sedentario durante el Neolítico.
No es casualidad que esto suceda, ya que la leche es el alimento más completo de todos los consumidos por el hombre. En la actualidad, casi la totalidad de la leche que bebemos está producida por las vacas, en unas estrictas condiciones higiénicas que le confieren sus saludables propiedades. Además de ser un alimento infantil imprescindible, sus características hacen que también sea de obligada inclusión en la dieta de los adultos y muy especialmente las mujeres.
Es por ello que tanto la organización Mundial de la Salud como la Unión Europea recomiendan consumir 600 centímetros cúbicos, o sea, unos tres vasos por día. Esto equivale al consumo de dos vasos de leche y un yogur. Para mujeres y embarazadas, la cifra aumenta a 1 litro, en cualquier forma, también puede ser quesos y yogures.
Leche: fuente de vida
Entre las vitaminas que la leche aporta se destacan la B2, A y D. Entre sus minerales encontramos el potasio, fósforo, magnesio, y uno de los más conocidos: el calcio, del que contiene 120 gramos cada 100 mililitros. La vitamina A y D se pierde cuando las leches son descremadas, ya que se encuentran en la parte grasa de la leche, por eso la mayoría de las leches descremadas las traen adicionadas.
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Un adecuado consumo de leche durante la infancia, y a lo largo de la vida, ayuda a mantener los huesos fuertes y prevenir la osteoporosis en la edad adulta.
Cantidades relativamente pequeñas de leche pueden cubrir una parte importante de las necesidades diarias de nutrientes para todas las edades, ya que es un alimento rico en nutrientes en relación a su contenido energético.
El calcio se absorbe mejor hasta los 20 años, y es indispensable para formar la estructura ósea, una vez que esta se forma, hay que seguir tomando leche en las mismas cantidades para mantenerla, ya que los huesos se están renovando constantemente, por eso es fundamental tener una buena ingesta de calcio.
La carencia de calcio en el organismo favorece la aparición de la osteoporosis, una enfermedad crónica que produce el debilitamiento de la masa ósea con lo que aumenta la posibilidad de fracturas. Asimismo, el déficit de calcio afecta la salud dental.
Variedades de leche
Lo recomendable es preferir la leche descremada, ya que es más saludable porque tiene un menor porcentaje de grasa (1 %) y por ende menos calorías. Una buena alternativa son las leches con extracalcio, que vienen adicionada con una mayor proporción de calcio; las cultivadas, que tienen bacterias propias del cuerpo humano, las biobalance –con fibras adicionadas que mejoran la digestión de quienes las consumen– y las deslactosadas, para quienes tienen intolerancia a la lactosa.
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Y no hay que olvidar los productos lácteos que también nos aportan calcio y vitamina D esenciales en la formación de los huesos.
Propiedades y beneficios de la leche
- Bajas calorías: es un alimento que si bien aporta muchos nutrientes, tiene pocas calorías. Un vaso de 100 cc de leche entera aporta 64 kilocalorías y 46 si es descremada.
- Gran variedad nutritiva: está considerado uno de los alimentos más completos, contiene proteínas de alto valor biológico, grasas, hidratos de carbono, agua, vitaminas tanto hidrosolubles como liposolubles y minerales.
- Previene la osteoporosis: siempre que su consumo haya sido el adecuado durante la infancia y la adolescencia, es decir, en la etapa de desarrollo óseo.
- Favorece la formación de nuevos tejidos: durante la etapa de crecimiento infantil, embarazo, intervenciones quirúrgicas, quemaduras, fracturas, etcétera.
- Neutraliza la acidez estomacal: al tratarse de un alimento alcalino, aunque en algunas personas no produzca este beneficio. En este caso es mejor tomarla descremada.
- Tiene un efecto uricosúrico: esto significa que facilita la eliminación de acido úrico a través de la orina, ayudando a disminuir su valor en sangre.
- Promueve el crecimiento de la flora bacteriana intestinal: de vital importancia, ya que la flora, a su vez, sintetiza vitaminas del complejo B.
- Impide el desarrollo de gérmenes patógenos en el intestino: gracias a la acción del ácido láctico, sustancia producida por las bacterias intestinales al transformar la lactosa presente en la leche.