Muchos creen erróneamente que las personas con mayor probabilidad de sufrir un infarto cerebral son quienes están entre los 55 y 70 años. No es cierto. Lamentablemente los ictus o accidentes cerebrovasculares son problemas que pueden sufrir tanto la población más joven como la más mayor. Existe en ocasiones un componente genético y hereditario que no podemos pasar por alto, pero si además seguimos una dieta inadecuada y llevamos una vida marcada por el estrés y la ansiedad, el riesgo de sufrir un infarto cerebral aumenta. Vale la pena conocer qué alimentos pueden ayudarnos a reducir el riesgo y mantener una calidad de vida saludable. Estos son los que deberíamos combinar cada día en nuestra dieta.
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¿Cuáles son los alimentos que ayudan a reducir el riesgo de ACV?
1. Las zanahorias
Según un estudio realizado en 2008 por la Universidad de Harvard (Estados Unidos) comer unas cinco zanahorias a la semana podría reducir el riesgo de ictus en un 50 %.
Aunque debemos de ser prudentes con este dato, no descartaremos sus beneficios naturales, dado que es una verdura muy rica en antioxidantes, que evitan que se formen cóagulos en las arterias y, por tanto, favorecen la correcta circulación sanguínea.
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2. Repollitos de Bruselas
Las coles o repollitos de Bruselas son ricas en potasio y en folatos, elementos fundamentales para evitar el colesterol, la acumulación de grasa en nuestras arterias y para eliminar toxinas a través de la orina.
3. El aguacate
Basta con consumir medio aguacate al día. Es rico en esos ácidos grasos tan beneficiosos para nuestro cerebro como son los que provee el Omega 3, el cual previene la oxidación celular y su envejecimiento prematuro.
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4. Los tomates
El tomate es un cóctel natural de antioxidantes, en especial el licopeno, el cual se sabe que es muy adecuado para prevenir los ictus gracias a su capacidad para reducir la presión arterial y favorecer la circulación sanguínea. Todo se debe a una sustancia llamada homocisteína, que se relaciona con una mayor probabilidad de sufrir un infarto cerebral.
5. Sardinas en aceite de oliva
Son protectoras naturales de nuestro cerebro, ideales si se las consume entre una y dos veces por semana. ¿La razón? Son un tesoro natural de grasas saludables, calcio y vitamina D. Si se abre una lata y no las termina, no la guarde nunca en su lata original, sino en cualquier otro recipiente que no sea de metal.
6. Melones y sandías
Ambas frutas son ricas en agua, en minerales, antioxidantes y son, además, muy bajas en sodio, perfectas para reducir el colesterol y evitar así el problema de la arteriosclerosis. Lo ideal es consumir un buen tazón de sandía o melón cada día.
7. Té verde
Nunca se debe renunciar a una taza diaria de té verde. Es un recurso natural rico en antioxidantes, en polifenoles, en compuestos esenciales para reducir el colesterol y luchar contra el envejecimiento cognitivo. Para obtener los mayores beneficios conviene consumirlo 20 minutos después de las comidas.
8. Avena
Tomada en el desayuno, ayuda a reducir el nivel de azúcar en sangre y a mantener a raya los niveles de colesterol malo o LDL. Tampoco podemos olvidar que es muy adecuada para reducir el estrés y que aporta increíbles nutrientes para nuestra salud cerebral, como el zinc y el hierro. Combinada con leche o yogur se obtienen los máximos beneficios.
Otras consideraciones para reducir el riesgo de un infarto cerebral
Si bien es cierto que los alimentos anteriores pueden ayudarnos a reducir la probabilidad de sufrir un infarto cerebral entre un 30 y un 50 %, es importante que tener en cuenta también estos aspectos:
La dieta debe ser variada y equilibrada. No se trata en absoluto de consumir todos los días lo mismo, sino de combinar adecuadamente los alimentos. Por ejemplo, consumir tres piezas de fruta al día, más tres de verduras, evita en mayor grado el sufrir un infarto cerebral que consumir cinco piezas de fruta, sin nada de verdura.
No se deben restringir las grasas, sino consumir “grasas saludables”, como las del aceite de oliva o del pescado azul, grandes protectores de tu salud cerebral.
Por último, y no menos importante, controlar las situaciones de estrés cotidiano, combatir el sedentarismo, mantener la curiosidad intelectual y las emociones positivas día a día.
Fuente: mejorconsalud.com