En febrero de 1892 una tapa en forma de corona metálica fue patentada en Baltimore, Estados Unidos, pero fue recién en 1911 que este invento se comercializó a nivel mundial, después de haber probado más de 1500 tapones distintos para lograr evitar la salida del gas.
La persona que puso fin a este dilema y creó la tapita de metal ondulada por los bordes fue el irlandés William Painter.
Este ingeniero mecánico llegó a patentar más de 80 inventos, entre los que también destacan una máquina para detectar monedas falsas y el abrebotellas.
La tapita mágica
A diferencia del tapón convencional, no se inserta dentro de la botella, sino que mediante máquinas especiales se ajusta exteriormente a la boca del envase. Tiene en su interior un plástico o goma (obturador) para ajustar la boca de la botella y la chapa, material que antes era de corcho.
En el año 2009 se crearon los tapones corona con abre fácil (twist-off) que se pueden girar con la mano para abrir la botella.
El tapón corona es un objeto de coleccionismo a nivel mundial: se compran, venden e intercambian estas piezas que pueden alcanzar valores espectaculares.