Numerosas investigaciones demuestran la relación existente entre el consumo de licopeno y la prevención del cáncer de próstata. Como el licopeno es un fitoquímico presente en alimentos naturales de color rojo, se pone énfasis en los tomates, debido a su consumo extendido en diferentes grupos de poblaciones.
Tampoco se puede asegurar que el licopeno presente en el tomate es la única medida de prevención, otros factores de la dieta y el estilo de vida, en particular el ejercicio y el abandono del hábito de fumar, pueden reducir el riesgo de progresión del cáncer de próstata y la muerte.
¿Cuánto se debe consumir?
Unos 100 g de tomate pueden aportar entre 0,5 y 5 mg de licopeno. Los tomates más rojos son los más ricos en licopeno. Varios estudios señalan que deben consumirse más de 6 mg de licopeno por día para procurar el efecto preventivo del cáncer. Para tener una idea, un vaso de 240 cc de jugo de tomate aporta aproximadamente 23 mg de licopeno.
Es importante mencionar que el procesamiento de los tomates crudos mediante la utilización del calor, convierte al licopeno a una forma más biodisponible para el organismo.
La genética y el cáncer de próstata
El cáncer de próstata puede llegar a afectar más a algunas familias que a otras, lo que podría sugerir que en algunos casos puede existir un factor genético. Por ejemplo, si el padre o el hermano de un hombre padecen cáncer de próstata, se duplica el riesgo de que este hombre padezca la enfermedad. Asimismo, el riesgo es mayor en el caso de los hombres que tienen varios familiares afectados, particularmente si tales familiares eran jóvenes cuando se les diagnosticó el cáncer.
Los análisis genéticos constituyen una excelente herramienta a la hora de buscar predisposición a ciertas enfermedades en un paciente sano, y sus resultados permiten un tratamiento preventivo específico para evitar la expresión del marcador que indique la posibilidad de desarrollar la enfermedad.