En la columna anterior dijimos que uno de los principios fundamentales de finanzas personales es administrar bien el dinero; manejarnos con lo que tenemos. Que cuánto menores los ingresos de la familia, más importante es administrarlos bien. Y que una herramienta clave para esto es hacer un presupuesto.
La idea básica de un presupuesto es ordenarse y administrarse con los ingresos que uno tiene. Y hacerlo de forma de poder ahorrar para los objetivos financieros más importantes.
Los primeros guaraníes que ahorremos deberían ir a un fondo de reserva. Es un fondo para cuando pasa algo inesperado: una enfermedad, pérdida de empleo o para arreglar el techo de la casa, si se rompe. Es algo que nos puede pasar en cualquier momento y a cualquier edad. En Estados Unidos – donde hay estadísticas para todo- hallaron que la principal causa de bancarrota familiar es porque el jefe de familia se enfermó y no tienen una reserva para mantenerse durante ese tiempo.
Los que tienen un coche seguramente tengan un seguro. ¿Es porque piensan chocar? Seguramente no; lo tienen por precaución. El mismo concepto aplica a los que tienen un seguro de incendio para su casa o un seguro de vida. Seguramente no tengan previsto que se incendie su casa ni que se termine su vida en el corto plazo. Simplemente se aseguran contra riesgos de relativamente baja probabilidad, pero elevado impacto.
El momento de contratar un seguro de incendio es cuando todo está calmo, no en medio del fuego. El mismo concepto aplica a un fondo de reserva.
¿Cuánto apartar? Depende. Se mide en cantidad de meses. Si la familia tiene un solo sostén del hogar es necesario tener apartado ahorros por el equivalente de, al menos, 4 a 6 meses de vida.
Es una suma considerable, por ello hay que empezar cuanto antes. El ahorro regular ayudará a alcanzar el objetivo. Hay que pensarlo como el pago de la cuenta de la luz (se paga siempre porque sino la cortan). Y si se percibe un ingreso suplementario o inesperado, automáticamente se aparta una parte.
Para las familias de menores ingresos es más difícil ahorrar. Pero son las que más precisan un fondo de reserva ya que con frecuencia no tienen muchas fuentes de fondos a las que recurrir cuando algo pasa. Por difícil que es ahorrar, es mucho más fácil gastar un poco menos para poder apartar algo de dinero que encontrarse enfrentando adversidad sin trabajo y sin reservas.
Tener un fondo de emergencia no solo es una manera de manejar el riesgo. Es una forma de crear tranquilidad –para ti y tu familia– y de sobrellevar mucho mejor los eventos inesperados.
Que esta crisis pase lo más rápido posible pero sus lecciones queden con nosotros. Una de ellas, prepararnos mejor para la próxima crisis.
*La autora tiene 25 años de experiencia en el mercado financiero y 29 años de docencia universitaria. Es conferencista y asesora de instituciones financieras, directora independiente, columnista en diario y TV y Presidente de CFA Society Uruguay. Es economista, CFA charterholder y graduada del programa de Liderazgo de la Escuela de Negocios de Harvard.