1 No preparar la piel. Antes de empezar, lo primero es la limpieza del rostro. Luego, aplicar el hidratante habitual y bloqueador solar. Una correcta hidratación permitirá un acabado impecable de la base de maquillaje y evitará resaltar las arrugas por la permeabilidad de la piel.
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2 No usar esponja húmeda de maquillaje. Utilizarla en seco, solo dejará sobrecargas de producto en la piel. La forma correcta de aplicar el maquillaje con esponja es de a toquecitos (presionando suavemente la piel) y nunca arrastrando la esponja sobre el cutis pues nos impedirá obtener un acabado uniforme y rellenar con la propia base esas arruguitas.
3 Exagerar con los polvos traslúcidos. Esto nos resaltará las líneas de expresión o arrugas existentes. La idea es matificar la base, no resaltar las arrugas. Se debe aplicar en los lugares donde más brilla el rostro, la zona T (frente y nariz, aunque en ocasiones también la barbilla). Y evitarlo en zonas como ojeras y líneas.
4 Maquillar las cejas como si fueran tatuajes. Las cejas se rellenan y se las colorea según el tono de la piel. No se intensifican porque aumentan la edad.
5 Usar corrector casi blanco o con destellos. En su lugar, se debe elegir un tono más claro que la base habitual. Si ya se ha comprado un corrector demasiado claro, el consejo es mezclarlo en el dorso de la mano con una gotita de base antes de aplicarlo sobre la zona requerida.
Bonus: 6 A mayor edad, menos maquillaje. Solo donde necesitamos.