Con poco más de 300 alumnos matriculados, la institución educativa inició las clases del periodo 2023 como pudo y en medio de varias falencias en el área de infraestructura, como un pabellón completo de tres aulas en desuso, con filtraciones de agua, enormes grietas y el techo con peligro de derrumbe.
Otro de los problemas hace referencia al sistema eléctrico que cuenta con conexión directa y de forma totalmente precaria. Los docentes aprovechan al máximo la luz del día porque en las aulas no tienen energía o a duras penas cuentan con media luz. Tampoco poseen con provisión de agua potable.
La directora Zulma Liz Franco explicó que se dieron a conocer públicamente las dificultades de la escuela y que luego de eso se acercaron representantes del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y de la Gobernación del Alto Paraná. Esta última les prometió intervenciones en la instituciones y agilizar al máximo los procesos licitatorios para resolver los problemas de infraestructura.