La mayoría de las calles esteñas situadas principalmente en zonas bajas se tornan un peligro con cada lluvia importante debido a la formación de enormes raudales que apeligran a peatones y a los vehículos.
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Una de las quejas es que estos problemas se dan siempre en los mismos lugares desde hace años y, pese a los reiterados pedidos a la Municipalidad para la construcción de desagües, hasta el momento no hay solución.
El caso más conocido es la avenida Guillermina Núñez de Báez, frente al Centro Regional de Educación, que otra vez quedó intransitable este martes debido a la acumulación de agua por la falta de un buen drenaje.
Incluso, un conductor de un furgón Toyota Noah quedó varado en el lugar cuando intentó atravesar el agua sin percatarse de la profundidad. Fueron alertados bomberos voluntarios para ayudar a sacar el vehículo de la zona inundada.
En este punto, la Municipalidad local habían anunciado una obra en conjunto con la Gobernación de Alto Paraná para mejorar el sistema de desagüe, pero el proyecto no prosperó.
Otra zona que nuevamente quedó afectada es la calle vecinal que conecta con la avenida Amado Benítez, en el barrio 23 de Octubre, donde con cada inclemencia climática se forma una enorme laguna, dejando aislados a los lugareños.
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Asimismo, a tempranas horas se reportaron inconvenientes por raudales en el microcentro esteño, en el exkilómetro 3,5 y en la zona del paso a desnivel del exkilómetro 5,5 de esta ciudad.