En un paseo por las distintas tiendas comerciales del microcentro o por el principal espacio de esparcimiento, el lago de la República de Ciudad del Este, es normal cruzarse con un ciudadano de origen taiwanés, indio, libanés, japonés o de otras procedencias.
Las colectividades extranjeras son protagonistas en Ciudad del Este no solo en el ámbito comercial, como en sus inicios, sino hoy están insertas en todas las áreas de la sociedad esteña. Es común encontrar a un ciudadano de origen libanés con un restaurante de comida árabe en los barrios o consultar en el hospital con un médico con apellido de procedencia oriental.
La comunidad de la República de China (Taiwán) es una de las colectividades más numerosas de la ciudad. Se estima que son unos 3.000 miembros.
Cultura oriental
Los primeros taiwaneses llegaron a finales de la década del 60 y durante el auge comercial de Ciudad del Este en los años 90 estaban alrededor de 12.000 ciudadanos, según estimaciones de Szeto Jimin, presidente de la Asociación China.
Algunos emigraron a otros lugares, unos regresaron a su país y otros adoptaron a Ciudad del Este para su residencia.
“La mayoría de los taiwaneses se dedican en comercios, mediante la importación o venta de una gama amplia de productos. Sin embargo, hoy día la segunda generación de los inmigrantes taiwaneses estudia contabilidad, letras, medicina, arquitectura, agronomía y acuicultura. Se enfocan en campos profesionales, ellos son descendientes taiwaneses con rostro oriental, pero con corazón paraguayo”, dijo Jimin.
Comunidad árabe
La colectividad libanesa es otra comunidad cuantiosa en la frontera. Se calcula que son 20.000 ciudadanos residentes entre Ciudad del Este y Foz de Yguazú (Brasil).
Al igual que otras colectividades extranjeras, los libaneses comenzaron a instalarse en Ciudad del Este poco después de la inauguración del Puente de la Amistad (1965) y apostaron por el comercio fronterizo como actividad predominante.
Según Said Taigen, miembro de la Asociación Paraguaya Libanesa y Árabe, la labor principal de los libaneses sigue siendo el comercio; no obstante, también están incursionando en la agricultura y ganadería al igual que en las distintas profesiones universitarias.
“Nosotros nos sentimos paraguayos, vivimos con mucha tranquilidad gracias a la hospitalidad de la gente. No nos sentimos que somos extranjeros”, expuso Taigen que se encuentra en Ciudad del Este desde hace 50 años.