Cristian contó que no conoce al enfermo, pero sí a su hermano, a quién compró la boleta. El sorteo se realizó ayer, con todos los mecanismos legales y acompañamiento de un escribano.
Cuando el joven fue informado de que ganó el auto dijo que sin dudar se puso en comunicación con los familiares del enfermo para informarles que no lo retirará. “Sé que esa familia está necesitada, que están con muchos gastos. Me surgió del corazón que debería de devolverlo y sin pensar dos veces hice eso”, expresó.
La actitud de Cristian no es solo de boca para afuera, pues a las 15: 00 de esta tarde irá a una escribanía para renunciar formalmente a su premio.
La rifa solidaria fue organizada por familiares de Cayo Ramón Franco, quien al no conseguir cama de UTI en un servicio público fue derivado a un centro asistencial privado. La familia acumuló una deuda de más de cien millones de guaraníes y en su desesperación hizo lo que muchas otras familias paraguayas se ven obligadas a hacer: vender lo que tienen para recaudar fondos que les permitan afrontar los gastos de salud.