La capital del Alto Paraná es conocida por su acelerado ritmo, con una gran circulación de vehículos y personas prácticamente las 24 horas, sin importar el clima o la temporada el año.
Con las restricciones para la circulación de personas desde las 20:00 hasta las 04:00, que se implementó desde el lunes, sumado al cierre del puente de la Amistad implementado desde anoche, la ciudad se paralizó, por primera vez.
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Para tener una idea, el promedio diario de circulación por el puente es de 100.000 personas y 40.000 vehículos.
La ruta PY02, que todos los días se convierte en un caos vehicular está desértica, al igual que las concurridas avenidas San Blas, Monseñor Rodríguez y la supercarretera Itaipu.
En las calles céntricas y vecinales se replica esta histórica quietud que vive el casco urbano.
Las actividades comerciales comenzaron a caer en picada desde ayer, con la prohibición del ingreso a turistas y el cierre de grandes comercios. A pesar de las consecuencias económicas, no hubo mayores reclamos ante la drástica medida para evitar la propagación del coronavirus.
Desde ayer a la tarde comenzaron a activarse grupos solidarios para asistir a las personas afectadas por esta medida, como los vendedores de la vía pública y pequeños comerciantes.