La ballena, la adaptación del cineasta Darren Aronofsky de la obra teatral del mismo nombre, es una película que acaba funcionando casi exclusivamente gracias al espectacular trabajo del trío de actores que la protagonizan, un filme que apenas sobrevive la mano pesada de un director que simplemente no parece poder encajar del todo con la historia que está contando.
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Esa historia es la de Charlie (Brendan Fraser), un profesor de inglés con obesidad grave que vive recluido en su apartamento, sin mucho más contacto humano directo que el de su amiga enfermera Liz (Hong Chau). En lo que cree son los últimos días de su vida, Charlie intenta reconectar con su hija Ellie (Sadie Sink), quien lo odia por haberla abandonado cuando era pequeña.
Siendo una de las cuatro o cinco personas en el planeta que tienen una opinión positiva de ¡Madre! y siendo en general un fan de la mayor parte de la filmografía de Darren Aronofsky, quien suscribe estas líneas no puede dejar de señalar que una película como esta, que probablemente se habría beneficiado de una adaptación bien magra y minimalista del material teatral original, no hace una muy buena simbiosis con las sensibilidades artísticas del cineasta.
Aronofsky es un director que favorece el gran gesto dramático, la edición expresiva, la música sobrecogedora, un estilo que le ha servido para crear películas excelentes o al menos muy memorables, ya sea en historias a escala pequeña contadas como titánicas luchas internas como la pesadilla matemática de Pi, la desesperada pelea por la redención en El luchador o el descenso a la locura artística en El cisne negro; o en historias de escala masiva como la odisea cósmica por la inmortalidad en La fuente de la vida o la épica bíblica de Noé.
Tratar de aplicar ese mismo estilo de dramatismo de alto volumen en La ballena, Aronofsky acaba con algunas escenas como la de Brendan Fraser comiendo con rabia con música siniestra y ominosa de fondo, que acaban sintiéndose como una parodia no intencional del tipo de drama triste diseñado para festivales y premiaciones; casi se siente como alguno de esos tráileres falsos que Ben Stiller puso al principio de Tropic Thunder.
Afortunadamente, Aronofsky solo mete la pata en momentos puntuales; ciertamente son algunos de los momentos más importantes de toda la película, pero al menos son relativamente pocos, y durante el resto del filme el director tiene el buen tino de apartarse del camino y dejar, acertadamente, que el guion y las actuaciones carguen con la película.
Probablemente no hay mucho qué decir sobre el trabajo de Brendan Fraser en esta película que ya no se haya dicho, así que basta decir que cualquier cantidad de premios que el actor se lleve por este trabajo va a ser insuficiente; y el trabajo de Hong Chau como Liz es similarmente de alto calibre, vendiendo con devastadora autenticidad tanto calidez como impotencia.
Pero la sorpresa grata es Sadie Sink como Ellie, no porque la joven actriz no haya probado ya tener talento en su trabajo en Stranger Things y el resto de su filmografía, sino porque Aronosfky le encarga un rol extremadamente complicado, por momentos chocantemente antagónico, que Sink logra mantener en una muy fina línea entre conflicto y empatía que llega a un desenlace que golpea en las emociones con fuerza.
La ballena es un triunfo a pesar de sí misma, a pura fuerza de músculo actoral.
Calificación: 3/5
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LA BALLENA
Título original: The Whale
Dirigida por Darren Aronofsky
Escrita por Samuel D. Hunter (basada en una obra teatral de Samuel D. Hunter)
Producida por Darren Aronofsky, Jeremy Dawson y Ari Handel
Edición por Andrew Weisblum
Dirección de fotografía por Matthew Libatique
Banda sonora compuesta por Rob Simonsen
Elenco: Brendan Fraser, Hong Chau, Sadie Sink, Ty Simpkins, Samantha Morton, Sathya Sridharan, Jacey Sink