“El proyecto Adam”: olvidable pero entretenida

Ryan Reynolds encabeza una aventura de ciencia ficción que tiene sus momentos de sorprendente emotividad y buena acción, pero que acaba sintiéndose desechable.

Ryan Reynolds y Walker Scobell en "El proyecto Adam", disponible en Netflix.Doane Gregory
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(Disponible en Netflix)

Luego de su colaboración en la popular Free Guy, el actor Ryan Reynolds y el director Shawn Levy vuelven a hacer equipo en El proyecto Adam, una historia de viajes en el tiempo que marca un salto de calidad para Reynolds en comparación con su última película original para Netflix - la terrible Alerta roja – pero que probablemente pasará rápidamente al olvido.

La película abre con Adam (Reynolds) en el año 2050, huyendo de unos misteriosos perseguidores en un avión futurista en órbita de la Tierra. Herido y con el avión dañado, Adam logra saltar hacia atrás en el tiempo con el avión, llegando al año 2022, cuatro años después del año que en realidad era su objetivo.

Mientras se recupera de sus heridas y repara su nave, Adam hace contacto con su yo del pasado (Walker Scobell), de quien necesita ayuda para seguir su viaje hacia el pasado, y ambas versiones de Adam acaban en una misión mucho más grande de lo que imaginaban.

El proyecto Adam es uno de esos filmes que entran por una oreja y salen por la otra, pero no deja de ser ocasionalmente entretenido.

Buena acción y mucha emotividad

La primera secuencia de acción de la película es un momento especialmente memorable, un duelo entre Adam y los secuaces de la villana Maya (la gran Catherine Keener) que ostenta una impresionante coreografía marcial y de cámara que luego desemboca en una impresionante y destructiva persecución rutera con drones futuristas y una breve pero efectiva aparición de Zoe Saldaña, siempre destacable cuando se le pide hacer acción.

Secuencias como esa son un recordatorio de que, aunque el director Shawn Levy tiene una carrera decididamente mixta - quizá con más tropiezos y filmes mediocres que triunfos - no carece de talento para hacer buen cine de aventuras; lo mejor de su carrera sigue siendo la infravalorada Gigantes de acero, pero Adam tiene sus momentos.

Y aunque el guion que acompaña a esas escenas de acción no es el más complejo ni el mejor trabajado, sí le da la oportunidad a Reynolds de hacer un poco de actuación de verdad en vez de solamente hacer chistes sarcásticos irritantes.

Adam es un personaje con cierta complejidad y Reynolds claramente aprecia el desafío, lanzándose con gusto a las escenas más dramáticas de la película, vendiendo solo con la mirada la nostalgia de un hombre que repentinamente vuelve décadas después a ver el hogar de su infancia; el arrepentimiento por no haber apreciado lo suficiente a su madre (Jennifer Garner), con quien el Adam adulto tiene una bella escena en un bar; o el resentimiento hacia su padre (Mark Ruffalo), quien acaba convirtiéndose en parte clave de su misión hacia el final de la película.

Escenas como esa son las que hacen que sea particularmente frustrante ver a Reynolds en piloto automático tan a menudo, es un actor talentoso que muy frecuentemente no aprovecha ese talento.

Contar en vez de mostrar

A pesar de todo lo que hace bien, El proyecto Adam acaba quedándose corta, principalmente porque no parece tener una historia sólida como esqueleto para colgar esas buenas escenas de acción y el buen drama con que carga.

La historia de salvar el futuro impidiendo que el viaje en el tiempo pueda ser inventado y posteriormente mal utilizado parte de una premisa interesante pero nunca se siente claro exactamente por qué los personajes están peleando. El Adam adulto habla mucho de la futura tiranía de Sorian pero la única escena que vemos del tan terrible futuro que Adam trata de prevenir trascurre en el espacio y dura como dos minutos.

Hay una razón por la que Terminator se molesta en mostrar en cierto detalle cómo es la vida en su futuro post apocalíptico en vez de simplemente clavar la cámara en la cara de Kyle Reese y hacerlo monologar.

Y un problema muy puntual de El proyecto Adam y un vicio que muchas otras “superproducciones” actuales están demostrando es usar dobles digitales rejuvenecidos de sus actores, una ilusión que rara vez es perfecta y a menudo resulta en personajes tan artificiales que distraen, como es el caso de la versión joven de Sorian que en ningún momento deja de parecer como la cara de Keener con un filtro de Instagram encima, pegada con Photoshop a un cuerpo más joven y delgado.

El proyecto Adam es entretenimiento pasable pero se queda unos pasos corta de ser todo lo que podía ser. Si midiéramos las películas originales de Netflix con Ryan Reynolds en un gráfico, con la excelente Escuadrón 6 en un extremo y el crimen de lesa humanidad que es Alerta roja en el otro, El proyecto Adam probablemente estaría hacia el medio del gráfico.

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EL PROYECTO ADAM (The Adam Project)

Dirigida por Shawn Levy

Escrita por Jonathan Tropper, T.S. Nowlin, Jennifer Flackett y Mark Levin

Producida por Shawn Levy, Ryan Reynolds, David Ellison, Dana Goldberg y Don Granger

Edición por Jonathan Corn y Dean Zimmerman

Dirección de fotografía por Tobias Schliessler

Banda sonora compuesta por Rob Simonsen

Elenco: Ryan Reynolds, Walker Scobell, Catherine Keener, Mark Ruffalo, Zoe Saldaña, Jennifer Garner, Alex Mallari Jr., Braxton Bjerken, Kasra Wong

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