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En una época en la que el cine basado en cómics se vuelve cada vez más complicado en su afán por establecer universos interconectados de películas, emulando el éxito de Marvel Studios, la primera entrega de Venom se sentía refrescante en lo sencillo de su premisa y la falta de vínculos directos con otros filmes.
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Tanto en el hecho de dar protagonismo a un personaje icónico pero secundario del cánon de Marvel Comics como en su énfasis en el personaje en sí - y en la peculiar y memorable interpretación de su actor protagonista – recordaba más a filmes de la era “pre universo cinematográfico” de finales de los ‘90 o la mayor parte de la década del 2000.
En su ADN había mucho más similitud con películas como Blade o Ghost Rider que con la mayoría del género post Iron Man. Un humano y un extraterrestre haciendo equipo para detener a otro extraterreste; la película no era ni mucho más ni mucho menos, ni necesitaba serlo.
Y para su crédito, la secuela sigue por lo general los mismos pasos, sin pretensiones de ser más que una aventura cómica y visualmente impactante, y cumple con su cometido a pesar de algunos tropiezos en el camino.
Luego de los eventos de la primera película, Eddie Brock (Tom Hardy) intenta recomponer su carrera periodística mientras su relación con Venom, el simbiote extraterrestre que vive en su cuerpo, sigue siendo bastante complicada; Venom se ve forzado a saciar con pollo y chocolate su hambre de comer cerebros humanos, y se le está haciendo difícil mantener esa dieta.
Una entrevista con el asesino serial Cletus Kasady (Woody Harrelson) acaba resultando en que Kasady absorba parte de Venom, adquiriendo poderes similares a los de Eddie y Venom, que utiliza para escapar de la cárcel y sembrar terror en San Francisco.
Curiosamente, la película a la que más recuerda Venom a primera vista es la Spider-Man 3 de Sam Raimi, usando un estilo de humor por momentos similar al de aquella infravalorada película - que coincidentemente era la primera en la que una versión de Venom llegaba al cine – y por su trama sobre un trabajador del periodismo utilizando ventajas sobrehumanas para su beneficio propio antes de que inevitablemente todo le explote en la cara.
Raimi claramente fue una influencia directa. Eddie y Venom teniendo una pelea entre sí utilizando el mismo cuerpo parece algo que uno vería en Evil Dead 2 o Army of Darkness, y una secuencia en la que un Venom separado de Eddie va a un concierto de hip hop e interrumpe el show para desahogarse ante el público recuerdan mucho al tipo de comedia infantil pero sincera que uno encontraría en las tres Spider-Man de Raimi.
El guion de Kelly Marcel también pone mucho más énfasis en la relación de “roommates” semi platónicos y semi románticos de Venom y Eddie, con todo y una ruptura y posterior reconciliación que parecen parodias directas de vaya uno a saber cuántas comedias románticas.
Por lo general la comedia es bastante entretenida, por más de que en algunos de los momentos más caóticos todo se vuelva un poco forzado e irritante, en especial en los momentos en que la película cree que gritar es igual a comedia.
Tom Hardy exagera un poco menos su actuación, permitiéndose hacer una voz más normal que los quejidos nasales que Eddie tenía en la primera película, y a grandes rasgos la película es más de Venom (cuya voz también es la de Hardy, solo que retocada) que de Eddie, pero el actor claramente ama interpretar al personaje y se nota.
Un aspecto bienvenido es que Michelle Williams tiene más ocasiones de desplegar su talento cómico en un par de memorables secuencias antes de que la película lastimosamente la devuelva a la posición de damisela en peligro.
En cuanto a los villanos, la película intenta dar algo de profundidad a Kasady y a la villana secundaria Frances, alias Shriek (Naomie Harris), una mutante capaz de producir ondas de sonido a una frecuencia y con una fuerza letales. La motivación principal de Kasady – aparte de la venganza contra Eddie – es reunirse con Frances, y la película incluso empieza con un “flashback” a su separación cuando eran niños internados en un hogar para delincuentes juveniles.
Pero la película también los pinta como demasiado unidimensionalmente sádicos como para que los aspectos trágicos de sus historias tengan demasiado peso, a pesar de que Harrelson y Harris le ponen muchísimas ganas tanto a los momentos más “humanos” de sus personajes como a las escenas de villanía teatral.
La dirección de la película está a cargo de Andy Serkis, el fantástico actor especializado en captura de movimiento a quien el público conoce como Gollum de El señor de los anillos, César de la excelente trilogía nueva de El planeta de los simios o Snoke de la nueva trilogía de Star Wars.
Carnage es la tercera película que Serkis dirige, aunque el actor tiene amplia experiencia ayudando a Peter Jackson en la dirección de segunda unidad de la trilogía El Hobbit, por lo que resulta un poco sorprendente que Carnage caiga en algunos defectos como dejar que la acción se vuelva algo incomprensible en los momentos de más dinamismo, usando tomas cerradas y edición rápida que no combinan bien con espectáculos tan cargados de efectos digitales, causando que la pantalla se convierta por momento en borrosos torbellinos de píxeles.
Es un problema que afectaba, por ejemplo, a las películas de Transformers de Michael Bay, que también se perdían en secuencias mareantes que avasallaban al espectador con efectos digitales sin mucha coherencia.
Aunque hay que darle crédito a Serkis porque más allá de esas escenas, la película hace cosas muy creativas e interesantes con sus transiciones, la dirección de fotografía del veterano Robert Richardson es preciosa y el clímax de la película, que consiste en una entretenida batalla en una catedral, está genuinamente bien armada y dirigida, con mucha variedad en su acción. Se nota que Serkis la dirigió “a mano” en vez de dejárselo al equipo de efectos especiales como algunas películas de superhéroes de Marvel suelen hacer.
Prácticamente en cada aspecto de la película, Venom: Carnage liberado encuentra resultados mixtos, pero acaba siendo ligeramente más que la suma de sus partes gracias a un guion con la convicción necesaria para no sobrecomplicarse y el entusiasta trabajo de Tom Hardy y sus compañeros de elenco.
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VENOM: CARNAGE LIBERADO (Venom: Let There Be Carnage)
Dirigida por Andy Serkis
Escrita por Kelly Marcel (basada en personajes creados por Todd McFarlane y David Michelinie)
Producida por Tom Hardy, Avi Arad, Kelly Marcel, Hutch Parker, Amy Pascal y Matt Tolmach
Edición por Maryann Brandon y Stan Salfas
Dirección de fotografía por Robert Richardson
Banda sonora compuesta por Marco Beltrami
Elenco: Tom Hardy, Michelle Williams, Woody Harrelson, Naomie Harris, Reid Scott, Stephen Graham, Peggy Lu, Sian Webber, Olumide Olorunfemi, Jack Bandeira