La brasileña Bebel Gilberto (57), nombre artístico de Isabel Gilberto de Oliveira, nació en cuna de arte. Si bien en la libertad que dice que “siempre” tuvo pudo tomar otros caminos, al final eligió tomar el micrófono desde que era una niñita y ya al lado de su padre. Ese señor, además es el considerado “padre de la bossa nova”, el gran João Gilberto, fallecido en 2019. También es hija de la gran cantante y compositora Miúcha, quien fue hermana de Chico Buarque.
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Pero Bebel supo ganarse su propio lugar y entendió cómo podía hacer que el foco se pose sobre ella sin que nadie espere que lo que haga sea igual que lo que hacían sus padres. Así, Isabel logró ser reconocida por sus aportes a la música brasileña pero desde una fusión con elementos electrónicos. Era ella misma. Se convirtió en una cantante y compositora de fama internacional que ha sido nominada a múltiples premios Grammy desde el lanzamiento de su álbum debut como solista, en 1986.
Todos sus álbumes han sido aclamados por la crítica y por sus seguidores, pero fue en 2004, con la presentación de su álbum homónimo que refinó su sonido para crear un estilo lounge acústico que mostró sus puntos fuertes como compositora.
En 2007 lanzó “Momento”, donde mostró sus habilidades para fusionar todos sus estilos musicales. En 2014 lanzó una grabación en vivo titulada “Bebel Gilberto in Rio”, sobre un concierto en las playas de Río de Janeiro. De vuelta a sus ritmos característicos, Bebel lanzó en agosto de ese mismo año un nuevo álbum, “Tudo”, con el que obtuvo gran éxito. Su penúltimo álbum de estudio se titula “Agora”.
Un “difícil” homenaje
João Gilberto, su “papito”, como ella misma lo recuerda en una entrevista concedida por Zoom, fue una de las figuras claves y fundamentales en la música brasileña. Tanto es así que recién ahora Bebel se “atreve” a rendirle un homenaje con su más reciente disco llamado “João”.
El álbum contiene once canciones originalmente compuestas por su padre y que ella las graba por primera vez. “Era una decisión que definitivamente me costaba mucho, porque yo me había dado cuenta que no sabía como cantarlas”, explica la cantante sobre lo complicado que fue para ella “enfrentarse” a las obras, ya que tuvo que, por un lado, remover el pasado, y por otro, poner cuerpo y emoción a las interpretaciones.
“Había canciones que comenzaba y las cantaba todas, había otras en las que tenía problemitas con la letra pero porque estaba muy emocionada, entonces fue una escuela muy difícil, porque las canciones tienen que decir algo para mí también. No diría que sentí como una obligación de hacer este disco, sino más bien fue sentir que desde que papito se fue y yo me quedé en Brasil, quería hacer algo para él pero como yo sentía”, profundiza sobre el desarrollo de este proceso.
Palpitar las canciones
“Adeus América”, “Eu Vim Da Bahia”, “É Preciso Perdoar”, “Undiú”, “Ela E Carioca”, “O Pato”, “Caminhos Cruzados”, “Desafinado”, “Valsa”, “Eclipse” y “Você e Eu” son las piezas que dan vida a este disco, donde Bebel plasma su particular forma de cantar a través de las obras que su padre inmortalizó.
“Yo elegí las canciones que amaba y que me decían algo”, afirma Bebel con mucha emoción en sus palabras. Esa selección fue guiada por sus “recuerdos de la infancia como también de mi etapa adulta, por lo que este puñado de canciones son como la historia de mi vida”, dice la artista, quien nació en Nueva York donde vivió casi toda su vida hasta hace poco, que volvió a Brasil. “Fue muy personal el proceso”, señala.
Cuando fue el momento de empezar a cantar, de ver cómo abrazar a las letras, cómo entonar o qué intención poner, para ella “fue una mezcla de todo, porque de repente era muy profesional, pero de repente me emocionaba por completo, me quebraba y me costaba, entonces cambiaba canciones, algunas no conseguí terminarlas, por suerte las personas con las que trabajo fueron muy comprensivas conmigo”, remarca sobre su equipo, ya que el álbum fue producido por Thomas Bartlett y mezclado por Patrick Dillett, con arreglos de guitarra de Guilherme Monteiro.
“Guilherme es como un especialista en João Gilberto, entonces estar tocando con él era increíble. Nos metimos de lleno en respetar la forma en que papá tocaba, porque él podía tocar una misma canción millones de veces, pero nunca de la misma forma, entonces tomamos esa cosa del perfeccionismo con la guitarra, con la forma de interpretar la canción como papito lo hacía”, indica.
Pero Bebel es consciente del peso que tendría hacer este trabajo, y en ese sentido confirma que “después de tantos años cantando, por más que intente imitarlo no puedo ni quiero, voy a cantar como yo canto, me sale natural lo que hago, porque también tantas cosas pasan por la cabeza de un artista cuando empieza a cantar y grabar que todo eso afecta, siempre la interpretación va a ser única porque es una mezcla de todo lo que uno es”, subraya.
Al ponerse a pensar en quizás las canciones más difíciles que le tocó interpretar, en todo sentido, dice que fueron “Caminhos Cruzados” y “Eclipse” pero “porque son muy emocionales”. Por otro lado, con una gran sonrisa dijo que con “O Pato” se sintió “chistosa”, algo que también era “necesario” para “romper” con tanta “nostalgia”.
Un proceso orgánico
Gilberto mira hacia arriba para traer una respuesta sobre si este proceso fue un deseo de hace tiempo o surgió de forma espontánea. Cuenta que incluso el álbum “Agora” ya era para su padre, pues empezó a crear esas canciones como “intentando hablar con él” cuando ya estaba muy enfermo. “Quizás esto también ya estaba en mi cabeza, como una idea para hacerlo, y sí realmente pienso que fue normal el proceso”, confirma sobre la “inmensa influencia” que tuvo la figura de su padre en su vida.
Es también la forma que tiene Bebel de poder procesar todo lo que ha pasado, porque João Gilberto falleció en julio de 2019, solo un tiempo después de Miúcha, quien partió en diciembre de 2018.
“Es la parte que no me encanta hablar porque todavía estoy procesando. Es complicado porque todo lo que tiene que ver con ellos, obviamente, está impregnado en mi vida. Pero es así, hay que seguir, necesitamos trabajar, no tenemos tiempo para volvernos locos, hay que vivir. Sí, es tristísimo, horrible, pero es la vida y a veces, es horrible”, dice con mucha sinceridad sobre sus duelos.
“Ya perdí tanta gente que a veces me pregunto ¿cómo conseguí pasar por todo esto? Pero hoy en día pienso que tengo una protección tan grande y nada va a pasar”, plantea, para luego recordarse a ella de “niñita” en los escenarios con su padre, donde se sentía “invencible”. A ese y otros recuerdos ella acude cuando se siente mal, para poder recordar la importancia del cariño que sembraron sus padres y su gente querida.
De igual forma, dijo que su infancia “saltarina” yendo de la casa de sus padres a la de sus abuelos, le dio una vibra de sentirse como “Wonder Woman” (mujer maravilla) ya desde pequeña. “Entonces pienso también que siempre tengo que mantenerme firme, ante cualquier situación, porque pasé por mucho y aprendí de todo”, resalta.
Un álbum para el mundo
La conversación, que sucedió antes de que salga el álbum, fue ideal para saber qué sentía la artista respecto al lanzamiento. “¡Ahora estoy preocupada!”, dijo entre risas. Con una honestidad que la caracteriza, dijo que tenía “miedo de desagradar a las personas, pero igual con muchas... todas las expectativas”.
Igualmente, para ella “fue, es y será un placer cantar a papá; son muchas emociones lindas, entonces para mí esto es también un regalo”, manifiesta una Bebel que en este presente se siente, “más que nunca espontánea, verdadera y maluca”.