Hay algo hechizante en la manera en que Ismael Ledesma ejecuta el arpa paraguaya. Sus dedos se deslizan por las cuerdas y las melodías comienzan a brotar como el agua de los manantiales. Sus composiciones son difíciles de encasillar en un único género musical, ya que van fluyendo impregnadas de una gran calidez.
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Acompañado por Carlos Centurión en el piano y sintetizadores; Dani Pavetti en la batería y percusión, Emilio Bareiro en la guitarra y Tato Zilli en el bajo, Ismael Ledesma arrancó su viaje musical con “El vagabundo”, un tema que asegura retrata un poco la historia de su vida y al que le imprime mucho sabor latino.
“Todas mis composiciones están basadas en historias mías”, expresó Ledesma e invitó a remontarse a su niñez con “El niño y la danza”, una balada inspirada en su participación en los bailes escolares. También evocando a su infancia presentó “El lago salvaje”, un tema en el que los sonidos del arpa reflejan esa fuente de agua cristalina en la que el músico se sumergía en su niñez, a los que se sumaron la percusión, el piano y un poco del bajo.
Otro episodio de su infancia quedó inmortalizado en “Cruzando el río”, una obra inspirada en aquel cruce en balsa entre Encarnación y Posadas para tomar el tren, con sus padres, rumbo a Buenos Aires. “Me marcó mucho mi infancia y lo que queda en mi alma es la inocencia”, subrayó el arpista más adelante.
Con aires de polca llegó “Arpa guaraní”, obra que le da nombre a este álbum lanzado a principios de este año y que cuenta con arreglos orquestales del maestro Sergio Cuquejo.
La transmutación de lo negativo
“Siempre trato de convertir lo negativo en positivo”, expresó Ledesma un poco más adelante, recordando los momentos difíciles de la pandemia. De esta manera, plasmó su esperanza en el tema “Esperando el sol”, cuya fuerza va in crescendo a medida que avanza.
También rememoró que justamente llegó a Paraguay al inicio de la pandemia y quedó varado en nuestro país. De ese tiempo surgió la composición “Caminando por Areguá”, para la cual contó con el acompañamiento del pianista Giovanni Primerano. Antes de presentarlo, expresó su orgullo por la calidad de los músicos que hay en la escena paraguaya.
Con una apasionada interpretación de la guarania “Nde Ratypykua”, la cantante Daisy Lombardo se hizo presente en el escenario, acompañada solamente por Giovanni Primerano en el piano. Ismael volvió a escena para presentar al guitarrista Orlando Rojas, que junto a él y la violinista Andrea González conforman el trío Ysando desde hace casi una década.
El arpa y la guitarra se combinaron para presentar dos composiciones de Orlando Rojas, “Tarde fría” e “Igual que el mar”, esta segunda con un toque de rumba. Del repertorio de Ysando también trajeron a escena a “El caballo de la tierra roja”, una obra en la que se siente el libre galope del caballo en el campo.
Con una introducción de piano y sintetizador llegó “La balada del indio”, una de las composiciones más reconocidas de Ismael Ledesma; sumando luego al repertorio a “De Paraguay a Venezuela”, un homenaje del músico al arpa llanera de dicho país.
Tras la interpretación de “Amazonas”, Ledesma sumó fuera de programa y a pedido del público a “Flores de Asunción”. Tras recibir una ovación de pie, cerró su interpretación con “El baile de las cuerdas”, con notables solos de cada uno de los músicos, y “Yacaré”, que la gente acompañó con las palmas.