Nico Cañete y el compromiso con la música

“Oficialmente y por primera vez en mi vida voy a lanzar algo”, es lo que expresó el músico Nico Cañete, uno de los bajistas eléctricos y contrabajistas más destacados del presente musical en Paraguay. Con sinceridad afirma eso, pero su trayectoria es avalada desde antes por una pasión que lo llevó a tocar con numerosos grupos en el país y en el extranjero. Pero para él este es el momento de cosechar lo que vino sembrando.

Músico Nicolás Cañete)Gentileza
audima

El pasado 21 de enero lanzó dos obras que forman parte de un proyecto al que eligió llamar con su nombre y apellido, ya que según aseguró es en este donde plasmará una de sus actuales búsquedas, el de hacer música paraguaya pero desde su visión.

Lea más: A.N.I.M.A.L. celebra su historia y reafirma sus ideales

Una obra suya, “Fresco esperado”, y una versión de “Carola”, de Lobito Martínez, son las primeras grabaciones reveladas. Anticipó que dentro de este álbum habrá canciones en español y en guaraní.

“Nico Cañete es mi proyecto solista donde tengo seis canciones cantadas con letras mías y una en colaboración con mi pareja. Por otro lado aparecen también compositores como Lobito Martínez o Agustín Barrios. Habrá letras en guaraní y español”, indicó.

No obstante, también está desarrollando su otro proyecto llamado Heartbeat, con Emi Olazar y Flor Giménez en voces, en el que explora con ritmos afro, todo como consecuencia de su exposición al aprendizaje cuando vivió unos años en España y pudo recorrer tocando en varios países europeos.

Aprender desde la composición y la interpretación

Sobre el álbum de Nico Cañete, explicó que quería que contenga “información para estudiar, que sirva para todo, porque yo realicé mucho trabajo, absorbí conceptos y tuve que entender mucho para poder explicar a los músicos cómo quería que suene”, señaló, afirmando que durante la pandemia se encerró a estudiar sobre música paraguaya.

En estas dos primeras obras lanzadas participaron músicos como Flor Giménez, Riolo Alvarenga, Giovanni Primerano, Edu Martínez, José Burguez y Marcos Báez, a quienes Cañete eligió por su talento y su apertura al aprendizaje.

Cañete, un músico que considera que la disciplina y el estudio son fundamentales para desarrollar técnica y pulir el talento, subrayó que además de compartir con sus colegas estas experiencias, algo que también busca es educar y al mismo tiempo aprender de ese proceso. “Me enfoqué en enseñar también lo aprendido para poder desarrollar mi música con otros artistas”, puntualizó.

Lea más: Asujazz 2022: entre la emotividad y los homenajes

El impulso de la pasión

Todos esos pensamientos esenciales Nico recuerda que los vino aprendiendo desde pequeño, obviamente afirmando que tuvo su cuota de rebeldía. Pero para él, la música existió en su vida desde que tiene uso de razón.

“Mi mamá me contaba que cuando estaba embarazada de mí pensaba mucho en música y en baile. Ella quería ser bailarina. Después ya recuerdo que escuchaba música, veía conciertos en la tele y ya me veía ahí en el escenario. Todas las noches me escondía a escuchar música”, comentó.

Tenía 11 o 12 años cuando se escapó de su casa para venir desde el barrio Campo Grande hasta el centro de Asunción y audicionar para el Conservatorio Nacional de Música. “Me castigaron obviamente por lo que hice”, recordó entre risas, pero confirmando que estar cerca de la música era algo que él deseaba.

El músico y compositor Nico Cañete.

Su infancia estuvo así muy marcada por el deseo y la curiosidad. De hecho se construyó palillos hasta un bajo de materiales que encontró. Si bien no sonaba, funcionaba. Así la música fue siempre encontrando formas de llegar a sus manos, como cuando fue hasta el disfrito Campo 9 a trabajar con un tío porque sabía que la paga serviría para comprarse un walkman.

“Igual yo no sabía todavía que se podía vivir de la música”, afirmó el artista, quien luego pudo integrar grupos de metal, influenciado por un primo también músico.

Persiguiendo el respeto al músico

A los 19 ganó una beca para estudiar en Buenos Aires en la escuela que representaba al programa de la Berklee College of Music. Pasó también por la Licenciatura en Música de la FADA/UNA. No obstante, él observa que aún la educación en nuestro país no es suficiente para un músico. Por eso dedica todas sus horas a estudiar de forma autodidacta, absorviendo desde lo que ve en libros hasta en videos de YouTube.

Lentamente fue introduciéndose al circuito del jazz nacional, siempre buscando aportar calidad en los grupos que conformaba. Recordó empezar un ciclo en un bar céntrico pero que no valoraba esa calidad que perseguía. “A veces te cancelaban unas horas antes de empezar, tocábamos por entradas y ese trato no me gustaba, porque la calidad hay que hacer respetar también, acá hay muchísimo talento con lo poco que tenemos pero trabajar así también es muy difícil”, reconoció.

“Llegué a tocar en lugares donde la gente pagaba G. 100.000 la entrada o el agua se vendía a G. 20.000 y tu caché era G. 250.000. Imaginate que solo mi bajo cuesta 5.000 dólares. Así hay gente que destruye el sistema y la gente se conforma con vivir en la miseria”, confesó.

Buscando un lugar

Ya en 2014, un año antes de viajar a España, comenzó con el recordado ciclo “Jazz a la Calle” que todos los domingos llevaba una propuesta jazzística a la esquina de Palma y Chile. “Jazz a la Calle surge porque yo venía tocando mucho. En ese entonces me compré un contrabajo con todos mis ahorros”, rememoró sobre aquel ciclo con el cual la gente llenaba las veredas y justamente la calle, hasta que tuvo que cerrarse el paso para que este espacio tomado por la música y el público se desarrolle sin inconvenientes.

Así empezaba "Jazz a la Calle" en el año 2014, una propuesta que fue creciendo en número de convocatoria y llenando de música al centro.

En España tuvo la oportunidad de estudiar más y tocar con numerosos grupos, codearse con músicos virtuosos y aprender de todos ellos. “Hice que surja la posibilidad de ir porque mi mamá vivía en España. También tuve a mi hijo y no quería que se críe acá. Aprendí un montón estando allá, donde me enfoqué en hacer música de la buena”, aseguró.

Ahora está en Paraguay porque está convencido de que aquí hay mucho por hacer y que aprender, no solo de ser músico sino de ser una mejor persona. “Yo cada día me doy cuenta de que yo era cerrado también antes, entonces trato de abrirme lo más que pueda, o si no no tiene sentido la vida y todos los días van a ser iguales. Algo hay que aprender cada día”.

Además, tiene fe en que el jazz puede ser también un género reconocido en Paraguay. “Los músicos tenemos que reconcer las necesidades de la escena y saber pedir lo que merecemos. El jazz tiene que tener protagonismo también”, cerró el artista quien planea para este año tocar por Sudamérica y Europa.

Lo
más leído
del día