En las canciones encuentra lugares seguros donde ser él mismo, porque afirma que la bandera de todo artista debe ser la honestidad para que los sonidos puedan tocar fibras del corazón. Luego de cimentar con su primer álbum un sendero de ser fiel a sus deseos musicales, con el single “Puentes” el artista comienza un camino de muchas posibilidades y de sueños por cumplir.
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Pero ¿qué camino lo trajo hasta aquí? Según él cuenta en una entrevista, no puede faltar la historia familiar que se conoce y que llegó a él como un recuerdo. Un pequeño Diego cantando canciones que escuchaba mientras estaba al cuidado de su niñera. Pero sus primeras memorias vívidas llegan con la televisión y MTV, donde los primeros impactos musicales calaron en un adolescente.
Luego llegó su primera guitarra y el estudio de guitarra clásica en el Conservatorio Madrigal, con su profesor Gabriel Duarte. Fueron tres años que él mismo decidió, ya que entendió que esto le daría más recursos para tocar esas líneas de Red Hot Chili Peppers o de Blink 182 que le llamaban la atención y que intercambiaba con su primer aliado, su amigo Alfredo Álvarez.
Así llega la primera banda, con sus amigos de toda la vida Martín Monzón y Hugo von Knobloch (quien luego cedió su lugar a Wilson Santos). “La banda Shiny Zero fue el comienzo y sabíamos dos canciones: “Boys don’t cry”, de The Cure, y “Hate to Say I Told You So”, de The Hives”, recordó entre risas. Pero fue ahí donde también empezó a hincar el deseo de expresar sus propios sentimientos, viendo cómo otros artistas lo hacían también.
“Hacer cosas nuevas para mí siempre fue importante. Tengo incluso canciones que grabamos en la pieza de Martín, donde poníamos dos guitarras acústicas y alguien golpeaba un colchón cuando nos quedamos sin baterista. Eran nuestros primeros intentos de demo grabados con un micrófono, en una toma. Yo creo que mucho nos trancó la limitación técnica del momento, pero cuando eso ya había muchas bandas en Encarnación”, recordó el músico sobre esos años cerca de 2004.
Conectando inquietudes
Las ganas de crear, tocar y cantar hizo que Diego pase luego por más bandas como P.A.Y.E y TPUPB. Años más tarde se trasladó a Asunción donde pudo integrar el grupo Garage 21 y creó también el proyecto Auroras. Pero hoy en día el artista está enfocado netamente en su trayectoria solista.
Todo su recorrido estuvo marcado por bandas que marcaron su vida como Dashboard Confessional, Senses Fail, The Used, Story of the Year o The Movielife, porque conectaba a través de la honestidad que percibía en letras que no tenían miedo a tocar fibras bien tristes.
“Para mí hacer música tiene que ser lo más honesto que puedas. Ahora ese es mi norte y que la gente se suba al barco si le gusta, porque creo que vivimos en una época donde se hace tanta música para pegar y para mí sería ridículo no hacer lo que quiero, voy a sentir que me estoy mintiendo, me voy a sentir raro o incómodo”, manifestó el músico quien también contó que pasa mucho tiempo cuidando esos detalles que pueden percibirse incluso en el fondo de las canciones. “Me gusta hacer música para que la gente escuche”, enfatizó, aclarando que se trata de una escucha atenta.
“Me da más libertad”, dijo sobre esta visión, no obstante esto hace que deba tener otra fuente de ingreso, aclaró Zarza, quien divide su tiempo con la arquitectura. Pero para él, si bien “pegar” es algo muy aleatorio que podría pasar, lo esencial es conectar.
“Hace poco unos amigos que trabajan en una radio me mandaron un audio de alguien desconocido que escuchaba mi otra canción ‘Barco de papel’. Dijo que representaba todo lo que sentía por su esposa y fue: guau, lo más lindo que escuché. Y pensar que soy soundtrack de sus momentos románticos”, señaló.
Abrazar las derrotas
Diego orbita hacia las canciones tristes porque admite ser de la escuela emo hardcore punk de los 2000. “Hablo del desamor más que el amor. Todo me lleva a eso por las músicas que escuché siempre”, reconoció, además de afirmar que tiene dos posibles proyectos en puerta, uno con más énfasis en temas que abordan también la salud mental, ya que tiene temas que hablan de ello. “En su momento necesitaba hablar de eso”, declaró.
Si bien muchas de sus canciones son autorreferenciales también toma recursos de otras historias o de vivencias del pasado. En ese sentido, explicó que disfruta del proceso creativo cuando siente hacia dónde le lleva la música.
En una nueva serie de canciones está trabajando con el productor también encarnaceno Carlos Dentice, encargado de poner el toque final de “Puentes”. “Es una persona con la que hicimos música mucho tiempo. Hay una sinceridad, una admiración mutua y ambos sabemos a dónde queremos ir”, confirmó.
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En su propio sendero
A esta etapa solista Diego afirmó traer lo mejor de todas sus experiencias, desde sus primeros acercamientos a grabar estando en Shiny Zero hasta pasar por estudios profesionales tanto en el país como en Argentina ya estando en Garage 21 y Auroras.
“Todo te abre un poco la mente y al final es aprendizaje. Tuve la suerte de acompañar a Garage para grabar el disco ‘Fuego’ en el estudio Del Cielito, en Argentina y luego aquí en Ciudad Nueva. Con Auroras grabamos en Supernova, donde mucho del rock pasó por ahí. Trabajar en tantos lugares te da una noción de cómo hacen las cosas diferentes personas como Diego Serafini, Mauri Román o Diego Taranto; ahí ves qué te funciona y aplicás eso a tu música. A mí me gusta grabar, producir y siempre me volqué a ese lado desde que descubrí cómo hacer música solo”, destacó.
Pero esta experiencia no es del todo en solitario, porque a él le importa mucho “la visión” de sus amigos. “Antes de parir siempre busco opiniones entre gente cercana a mí porque respeto. Si busco crítica voy a buscar en gente que sé que entiende o que no me va a decir que le gusta nomás. Ese ejercicio hago mucho con Ale Frontanilla, por ejemplo”, dijo sobre el frontman de Los Lilas y guitarra de Garage 21.
Puentes con diferentes puntos del tiempo
En este presente el músico disfruta de sus planes, ya que afirmó haber entrado en una crisis creativa entre 2021 y 2022. “Salí de todos mis proyectos, salí incluso de Diego, sin querer”, dijo con honestidad. Pero a mediados del año pasado se puso como meta volver a lanzar canciones, de las tantas que tiene guardadas.
“Por eso para mí ‘Puentes’ es un puntapié a algo nuevo. Vuelvo a estar en ese tramo donde la parte creativa es divertida, donde hay que dar vuelta una canción, poner cosas, sacar cosas, pensar y acomodar las piezas”, manifestó el músico quien aparte de ser arquitecto tiene un programa online.
Así llega con nuevas ganas al presente, donde constantemente revisa canciones para traerlas al Diego de hoy. “Las canciones tienen un poco de todos los momentos del tiempo de uno mismo. ‘Puentes’ habla de otra persona desde una perspectiva mía, un verso es mío, otro verso escribió un amigo, pero al final la gente hace suya la canción y lo importante es que resuene de alguna u otra manera”, aclaró.
De esta forma se permite conectar puntos para crear música. “Es esa catarsis como una autoterapia. Es sacar cosas. Si estás enojado o triste ponés un beat y ves a dónde te lleva. Aparte nunca sabés dónde va a terminar. Siempre es la incertidumbre de qué va a ser o a dónde se va a ir y al final parece que tiene vida propia”, definió.
En ese sentido recordó que “hay una canción que hablaba de una guitarra y de las cosas que todavía tiene para contar, decía que cada guitarra tiene una historia, cada instrumento te lleva a un lugar y es cuestión de ver a dónde se quiere ir ese día ese instrumento”. Con eso cerró el artista quien espera ver a qué canciones le llevan ahora sus guitarras.