“En estos tiempos donde la música es tan automática y hasta descartable, como que dura poco tiempo, porque se graba, sale, es hit, sube, baja, hay que sacar otra, me pareció válido tomarnos varios años para hacer el álbum. Tampoco es una garantía de que va a estar bueno o que va a ser un éxito, pero sí hace que el viaje sea más interesante”.
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Eso reflexionó Roberto Ruiz Díaz, quien viene explorando otra faceta musical y compositiva, con otros tiempos, con La de Roberto, proyecto que surgió en paralelo a los Kchiporros. “Hemisferios”, su álbum debut, salió en 2014, luego vino el EP “Para evolucionar” (2018) y los trabajos en vivo “LaDeNuestRober” (2020) junto a LaNuestra y “La de Roberto (Sunset Session)” en enero de este año.
Pero Chirola necesitaba tiempo para detenerse a escuchar lo que deseaba. Aprovechó un poco de la pausa generada por la pandemia para ordenar frases, líneas y melodías en su cabeza, revisando algunas canciones que ya andaban rondando por los aires y otras que fueron finiquitadas en tiempos pandémicos.
“Este álbum tiene un cariño muy especial porque pude terminar estas canciones. Algunos versos se gestaron en el proceso, hay canciones que son radicalmente diferentes entre su primer y segundo verso y eso, de repente, se dio por eso. Empezaron a aparecer nuevas sensaciones, inspiraciones e influencias. De eso se trata el álbum, es un homenaje a mis viejas y nuevas influencias, tratando de ser recontra honesto y vulnerable a lanzar algo que te revela demasiado, pero que de alguna manera es importantísimo porque de eso se trata el arte y sigo en esa búsqueda, de mostrar mis capas”, afirmó.
Abrirse al mundo a través de la música
Para Chirola la música es importante porque le sirve para enfrentar, abordar y atravesar con fuerza sus sentimientos, para mirarse a través de sus letras y sus músicas y, de alguna manera, conocerse más.
“A todos nos cuesta mostrarnos tal cual somos y entender que estamos expuestos a las críticas y al amor también. La vida se trata de ir enfrentando esas inseguridades, pero eso esto es una manera de pelearla, haciendo este ejercicio. En ese sentido La de Roberto para mí siempre fue un proyecto experimental, de probar canciones, letras, melodías, de salir de mi zona de confort”, señaló.
Este nuevo álbum le dio también otras sensaciones y desafíos como persona y como artista. “Con este trabajo siento que volví a tomar otra curva, a probar cosas nuevas, a emocionarme de nuevo, fue un proceso súper divertido, elevado, por las horas, el tiempo, la fluidez, pero también introspectivo y necesario, en parte, psicológicamente”.
Al respecto, se animó a afirmar que con estas canciones nos habla “de la necesidad de conectarnos, de sacar el jugo a la vida con nuestras experiencias, de cuidar la mente porque sí es tremendamente urgente hablar de esa fragilidad, porque el único lugar que realmente habitamos es nuestra cabeza. De alguna manera estas canciones son ese diálogo de ida y vuelta de los personajes que habitan en nuestra cabeza”, redondeó.
Pero ¿cómo saber qué y cómo expresar, decir o demostrar algo? Para él pasa por reconocer cuándo se llega a cierta paz, y para eso es neceario abrazar “esa tormenta previa que pueden ser muchas cosas: ansiedad, angustia, necesidad de estar solo, una crisis existencial, tristeza o alegría muy grandes”.
De esa “nube”, dijo, “se forma esa tormenta creativa que siempre es intensa, nunca es igual”. Chirola confesó que hasta ahora no sabe “cómo se hace un disco, porque siempre es empezar de cero y se busca que siempre sean emocionantes e interesantes”. Por eso, añadió: “La de Roberto es un espacio donde puedo ser libre y tomar decisiones a pesar de todo lo que hice antes”.
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Un trabajo de colaboraciones especiales
El cantante y compositor español Muerdo y el cordobés Sir Hope, junto a una nómina de artistas nacionales como Marcela Lezcano, Jaguarete123, Ally, Víctor Espínola, Edu Martínez, Dani Blaires, Bianca Orqueda, Alejo Jiménez y Neine Heisecke, fueron parte de la pléyade artística que sumó su impronta a este disco producido en conjunto por Chirola y Mauri Román.
También colaboraron Maxi Bonnin en la grabación, Ricardo Zuccarelli en la mezcla y Javier Fracchia en la masterización.
Ruiz Díaz subrayó la importancia de las colaboraciones y de aprender de las diferentes visiones. “Este es el primer álbum que produjimos juntos los dos sin nadie más. Nos convencimos que teníamos que sacarlo adelante nosotros no solo en producción sino en el carácter del sonido. Una de las cosas que más nos enorgullece es que en el estudio de Ciudad Nueva, en Asunción, podemos lograr este audio, eso nos da una felicidad y tranquilidad”.
Compartir con tantos artistas, además, le “inspira” y “recarga de energía”. “No se trata de las escenas sino de las personas, de los seres humanos y lo que sienten. Estas personas no son artistas que busqué para renovarme, son amigos y, de alguna manera, hay una reciprocidad donde nos conectamos, nos inspiramos mutuamente y eso está buenísimo”, reconoció.
Sobre Muerdo, por ejemplo, contó que escuchó su música fortuitamente en un barcito en Uruguay y pudo lograr conectar con él y terminaron siendo “amigos de redes”. Pudieron cerrar la colabración luego de ir y venir, de desencontrarse, porque finalmente tenía que pasar en este disco. Con Bianca Orqueda también tiene una historia particular, pues ella la conquistó con su arte y su historia. Invitado por ella fue al Chaco y parte de esa experiencia “hizo que el nombre del álbum tenga sentido”, explicó. “Terminé bendecido por la mamá y las tías de Bianca, me dieron una suerte de nombre guerrero que guardo con muchísimo cariño”.
Un camino de euforia pero consciente
“Me siento más liviano, más guerrero”, planteó sobre esta etapa de su vida donde también se siente muy motivado. “Este proceso fue una búsqueda de pasar a otro nivel y eso tiene que ver con una lucha, con asumir un rol, de hacerse uno cargo de lo que canta, de lo que dice, de lo que se manifiesta también porque evidentemente hay un montón de eso que viene sucediendo en mi vida y ahora puedo reconocer y hacerme cargo. Este álbum es esto. Uno le va dando potencia a sus ilusiones y deseos”, indicó.
Sobre la banda, que este año tuvo un momento memorable en el festival Kilkfest con miles de personas cantando a gritos sus canciones, expresó que “está en otro momento que es un nuevo comienzo sónico”.
Cabe destacar que el grupo, formado en 2011, actualmente se encuentra conformado por Mauri Román (batería), Diego “Perro” Mieres (teclados) y Karim Manzur y Bruno Méndez (guitarras).
“Siento que estoy creciendo, envejeciendo también, pero estoy frenético. Nunca estuve tan motivado, tan prendido fuego, tan consciente de dónde piso, tan atento a mi intuición, tan emocional y visceral con respecto a la música y lo que hago. Este álbum no es otra cosa que otra capa de la cebolla”, cerró.